Vida de gauchos en Iberá - 7 de Marzo de 2021 - El Mercurio - Noticias - VLEX 861925196

Vida de gauchos en Iberá

C uando era chico, Keneke tenía prohibido hablar guaraní. "Estaba mal visto", me cuenta. Lo conozco el día de su cumpleaños número 28 y con picardía se entusiasma en relatar el origen de su sobrenombre. "Me gustaba hablar guaraní con los abuelos del pueblo. Lo hacía a escondidas. Y me salía mejor que el castellano. En la escuela se reían porque yo solía decir 'tenés que' y sonaba 'keneke'. Por eso mis compañeros me bautizaron así", cuenta Ramón Alfredo Salazar, guía local de la Fundación Rewilding Argentina, nacido y criado en Concepción, a pocos kilómetros de los Esteros del Iberá.Se llama Ramón como muchos en Corrientes, porque su mamá lo encomendó al santo de las embarazadas. Usa pañuelo rojo por "los santos rojos": Ramón, Baltazar -que se celebra el 6 de enero- y por el Gauchito Gil. Y se refiere al último. "Era un caudillo que les robaba a los ricos para alimentar a los humildes. Era curandero. Tenía muchos seguidores. Siempre lo seguía la policía. Lo agarraron saliendo de Mercedes, en el monte. Y cuando lo iban a degollar, pidió que lo hicieran con su propio cuchillo. El Gauchito representa la fe de los correntinos", me explica sobre la devoción nacional que tiene su santuario a la vera de la RP 123.Entre el estero y el campo, Keneke es anfitrión. Relata que a los 17 años se fue a Buenos Aires para calmar inquietudes. "Estaba cansado de estudiar, quería trabajar y conocer algo distinto. Una de mis hermanas y mi cuñado vivían en el barrio de Once. Tomé un ómnibus por primera vez en mi vida y llegué a Retiro donde me estaban esperando. Me emplearon en una talabartería. Nunca me acostumbré. Iba por la calle relajado y me llevaban puesto. Saludaba a todos los que me cruzaba y nadie me contestaba. Me la pasaba diciendo: '!Buenos días¡', '!Hola¡ ¿Qué tal?'. Es que acá, uno se cruza con alguien en la calle y !lo saluda¡", ríe mientras avanzamos por los senderos del Camping Carambolita, en el pujante Portal Carambola, al oeste de los esteros.Cuenta que después de nueve meses en la gran ciudad volvió a Concepción y terminó la escuela en la nocturna. Trabajó haciendo parques para la municipalidad y cuando notó que el turismo crecía, estudió para ser guía. Su disfrute pasa por el trabajo en el campo y por visibilizar las tradiciones arraigadas en el ser correntino. "Nuestros abuelos armaban el delantal en el rancho. Es una especie de altar, compuesto de una mesa muy prolija con un mantel bordado y los santos. Todos tenemos alguna imagen en...

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