La vida es ahora - 15 de Octubre de 2013 - El Mercurio - Noticias - VLEX 468734694

La vida es ahora

"La práctica de mindfulness es similar a coser un paracaídas: es importante hacerlo todos los días, para que cuando nos toque saltar esté lo suficientemente firme y nos sostenga".

"Lograr tener una atención plena nos invita a tomar las riendas de nuestra vida, asumiendo que uno puede cambiar cómo vivimos y nos relacionamos".

Cecilia está agotada. Es una mujer de mediana edad, con un importante cargo en una empresa de servicios, y ya no da más. Dice que en su trabajo todo anda "bien": es reconocida por ser rápida y eficiente, lo que se ha traducido en una carrera "exitosa" en la cual ha ido asumiendo cargos de mayor responsabilidad y exposición. Sin embargo, no puede dormir por las noches, aun cuando toma benzodiazepinas desde hace años.

Comenzó a hacerlo para "desconectarse" un rato. Recuerda que fue específicamente cuando empezaron sus problemas de pareja. El problema es que ahora ya no le funcionan como antes. Su mente no se detiene ni un solo instante, evaluando, revisando y comentando todo lo que ocurrió en el día y, también, planificando todo lo que vendrá en los días posteriores. Está rendida y su cuerpo ha comenzado a mostrar algunos síntomas de este cansancio: el colon irritable y los dolores de cabeza son diarios.

Por otra parte, Carlos es un joven profesional que está muy entusiasmado porque se acaba de ganar una beca para ir a estudiar al extranjero. Es el primero de su familia en tener estudios universitarios, por lo que es el orgullo de todos. Está planificando lo necesario para concretar su viaje; sin embargo, súbitamente ha empezado a tener jaquecas repetidas que lo dejan "planchado", como él mismo dice. A veces ha llegado a marearse, casi al punto de llegar a desmayarse. Ha ido al doctor, y, con exámenes en mano, le han dicho que lo suyo es estrés. Carlos dice que no entiende lo que le pasa, ya que toda su vida soñó con esta posibilidad de estudiar afuera. "Debería estar feliz", dice. Sin embargo, se siente cansado, abrumado y ansioso.

También está Marta, a quien le acaban de diagnosticar fibromialgia. Pasó casi una década visitando médicos de distintas especialidades, itinerando de consulta en consulta, haciéndose un sinfín de exámenes que solo confirmaban que "no tenía nada". Nada orgánico. Nada objetivo. Nada. Según esos resultados, lo normal era sentirse bien. "!Pero cómo no voy a tener nada, si me duele todo¡", decía ella, mientras continuaba una incansable búsqueda de respuestas, con días en los que sentía tanto dolor y rigidez, que ni siquiera podía levantarse. Hasta que llegó el momento en que le pusieron nombre a lo que le pasaba: fibromialgia. Una respuesta que ha abierto para ella un nuevo campo de ansiedad y temor. Ha pasado días sin dormir, pensando en todo lo que podrá traer este diagnóstico en su vida. Se ha imaginado totalmente postrada, dependiente de quien se apiade de ella, lo que la llena de rabia contra sí misma y contra la situación. Por algunas semanas se aisló y no quiere que nadie sepa lo que le pasa.

En la otra vereda está Juan, un microempresario joven y proactivo que trabaja sin parar en lo que le apasiona. Sin embargo, por las noches lo ataca la ansiedad, y termina comiendo más de lo que quisiera, generándose en él una sensación de culpabilidad y malestar. Su cuerpo ya está comenzando a resentir este hábito: ha subido de peso y está al borde de la diabetes.

Además está Tamara, madre de tres niños que trabaja en una empresa y siente que no puede parar en ningún momento. Hace años que no puede "cerrar la puerta" y darse un segundo de silencio y descanso, ya que siente que tiene...

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