La vida después del oro de Santiago Ford - 18 de Noviembre de 2023 - El Mercurio - Noticias - VLEX 953491170

La vida después del oro de Santiago Ford

Eran cerca de las 10 de la noche del 31 de octubre y en el Estadio Nacional nadie entendía lo que pasaba. El representante chileno en el decatlón en los Juegos Panamericanos, Santiago Alfredo Ford Romero, lideraba la puntuación general hasta ese momento, pero en la última competencia, en los 1.500 metros planos, marchaba quinto y antes de llegar a la línea dejó de correr.A diferencia de Ford, nacido hace 26 años en Cuba, sus rivales de República Dominicana, Estados Unidos y Brasil aceleraban ante los gritos enfervorizados de los cerca de 30 mil asistentes al coliseo. Él, en cambio, se frenó y caminó.En ese momento, para mayor confusión, una de sus mayores amenazas, el norteamericano Ryan Talbot, hacía gestos de corazón con las manos al público, como si se proclamase campeón. A unos metros de él, Ford se dejaba caer al piso y los relatores se preguntaban si se había lesionado, si había ganado, si había perdido, si lloraba de pena o de alegría.Tras unos minutos de incertidumbre, con todos los atletas en competencia mirando la pantalla, los deportistas se acercaron a Ford a abrazarlo y él, a diferencia de ese remate, comenzó a trotar alrededor de la pista del Estadio Nacional mientras el público lo ovacionaba. Ese hombre moreno, estilizado, de sonrisa albina, le daba una medalla de oro al país.A dos semanas de esa hazaña, Ford cuenta que cuando se acercó a la meta él ya sabía que había ganado la prueba.-¿Y por qué llegar caminando?-Porque fue la misma entrada que hice hace cinco años a Chile, cuando entré caminando por el desierto, con frío, con hambre, con sueño.Santiago Ford había cumplido recién 21 años cuando decidió dejar Cuba para venirse a Chile. Explica que meses antes, en abril de 2018, en plena preparación para los Juegos Centroamericanos y del Caribe que se disputarían en Barranquilla, se lesionó.-Me rompí los músculos del isquiotibial. Yo estuve dos meses y medio en cama hasta volver a caminar. Cuando volví a hacerlo no caminaba, sino que cojeaba -explica al teléfono-. En ese transcurso de la recuperación nadie me llamó, nadie se preocupó de mí, nadie se interesó por saber cómo estaba.Su decepción, aclara, venía de antes, de 2016, cuando llegaba como la gran carta del pentatlón cubano para el Mundial Juvenil de Polonia. Afirma que por cuestiones de agenda y organización, su delegación llegó sobre la hora a competir y en el primer día de pruebas remató en el lugar 14°. Al segundo día, más descansado del largo viaje, remontó y...

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