Viaje a la tierra de Balenciaga - 9 de Mayo de 2017 - El Mercurio - Noticias - VLEX 678685973

Viaje a la tierra de Balenciaga

-Todos los turistas fotografían esta casa -refunfuña una mujer mayor que camina despacio, pero erguida.

Se llama Nora, tiene 76 años, nació en Zarauz (un balneario con pasado ballenero que está a tres kilómetros), pero ha vivido toda su vida en Getaria. Nunca conoció al modisto, pero puede recitar su historia. Nora dice que como el otro ilustre getariano, Juan Sebastián Elcano -el marino que completó la vuelta a la Tierra que había iniciado con Hernando de Magallanes-, Cristóbal Balenciaga también conquistó el mundo.

-Además, ayudó a las mujeres. No solo a las pocas que podían usar sus vestidos, sino también a las costureras que entraron a sus talleres de moda. Tengo una prima, ya muerta, que trabajó en su salón y que repetía que coser ahí fue su mayor felicidad.

Nora habla mientras camina rumbo a su casa. El viento del Cantábrico pega frío. Cae la tarde con una leve neblina. A lo lejos, en una pequeña loma que enfrenta al pueblo se puede ver parte del edificio del Museo de la Fundación Cristóbal Balenciaga, que reúne la obra del vasco que partió en 1917, vistiendo a la aristocracia de San Sebastián donde abrió su primer taller, y que luego, tras emigrar a París, redefinió la costura.

Nora, como todos los habitantes de Getaria, mira al museo con devoción.

-No me gusta la moda, ya no me compro ropa, pero me emociona ver esos vestidos y saber que los hizo el hijo de un pescador y de una costurera que creció en esa casa.

Luego Igor Uria, director de colecciones del Museo, explicará:

-Balenciaga nunca olvidó de donde venía. Muchas de sus costureras de sus primeros años provenían de los pueblos cercanos... Hay muchas historias como que en temporada baja del taller, en lugar de mandar a las costureras a casa, las ocupaba haciendo cazadoras para los pastores con los restos de tejidos. Aportaba dinero a la iglesia y al ayuntamiento de Getaria. Vivía en París, pero el vínculo con su tierra nunca lo perdió.

En una muralla del museo hay una frase que recalca que el modisto nunca perdió su contacto con su tierra natal. Es parte de un texto escrito por John B. Fairchild en el libro "Fashionable Savages" en 1965: "A Balenciaga le sigue gustando visitar Getaria y pasear por sus estrechas calles (...) Disfruta subiendo a la cima del Ratón, una montaña con forma de este animal que domina Getaria. Los pescadores dicen que sube allí para recordar viejos tiempos".

***

El Cristóbal Balenciaga Museoa -su nombre en vasco- es una edificación impresionante. Se puede ver apenas se llega a Getaria desde San Sebastian, que está distante a media hora. Está conformado por tres cubos de vidrio opaco de líneas sinuosas -con una celosía de motivos florales que se ilumina por la noche - y se desprende del Palacio de Aldamar, antigua residencia de los marqueses de Casa Torres, padres de la reina Fabiola de Bélgica.

Ahí se resguardan las más de dos mil piezas del modisto que fueron donadas por las familias de antiguas clientas (Grace...

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