Un viaje en el tiempo por las VILLAS DE TÍVOLI - 1 de Octubre de 2017 - El Mercurio - Noticias - VLEX 694063397

Un viaje en el tiempo por las VILLAS DE TÍVOLI

La residencia del emperador

Tívoli, la ex Tibur, fundada el año 1215 a.C., famoso centro termal ya desde la antigüedad e importante sede episcopal desde el Renacimiento, es hoy un pueblito de poco más de 56 mil habitantes que queda a unos 35 kilómetros de Roma. Lo curioso es que en una superficie de poco menos de 70 kilómetros cuadrados permite hacer un viaje por tres parques llenos de historia -Villa Adriana, Villa Gregoriana y Villa d'Este- que se remontan a períodos muy lejanos en el tiempo.

Por ser la más extensa y la que queda más cerca de Roma, conviene empezar por la Villa Adriana, la residencia dorada del emperador Adriano, que ordenó construir en el siglo I d.C y que, según algunas fuentes, habría dedicado a su joven amante, el hermoso Antinoo.

Inmediatamente después de entrar subimos por un camino pavimentado, rodeado de árboles, que nos lleva directamente a un pequeño edificio que se construyó en los años 50 para exponer la maqueta de esta villa. "Hay que empaparse de esta maqueta para tener una visión general de lo que era este lugar, donde Adriano usó todos los elementos tipológicos para hacer de cada espacio una dinámica diferente", explica la arquitecta chilena Ximena Amarales, experta en historia antigua y quien nos acompaña en este viaje.

Después de ver la maqueta, atravesamos una muralla y llegamos a un gran jardín con una piscina en el centro, circundada por árboles de laurel. Es el "Pecile", que se refiere al edificio de origen ateniense "Stoá poikile" o "pórtico pintado", una galería que le servía a Adriano para caminar y hacer ejercicios. Más adelante se llega a una de las construcciones mejor conservadas de esta villa: las termas, que se hicieron sobre todo para los huéspedes del emperador. "Estos no eran solamente lugares para la higiene, sino sobre todo para socializar. Eran los spa de la antigüedad", explica didáctica Ximena Amarales.

Siguiendo el recorrido, sorprende la sala de los filósofos y la imponente piscina, rodeada de estatuas, aledaña a las termas, como también los estupendos mosaicos que aun son visibles en algunas habitaciones. Pero sin duda el lugar más sugestivo es otra especie de piscina, el "Canopo", nombre de un canal que unía la ciudad homónima, en Egipto, con el Nilo. Actualmente en los bordes de esta piscina se encuentran réplicas de algunas estatuas griegas y egipcias, como un solitario cocodrilo que parece estar tomando sol al borde de la piscina.

En el Canopo se hace patente el sueño de...

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