El viaje al pasado de Tiziana Panizza
Con esta película, llamada Tierra sola, Panizza ganó la categoría Largometraje Chileno del último Festival de Cine de Valdivia. En su oficina quedan los restos desordenados de la producción: una larga serpiente de papel que se afirma en la pared con fechas e hitos de la historia de la isla. Ella, una de las cineastas y académicas más reconocidas del circuito, al menos desde 2005 ha hecho documentales e investigaciones.
Panizza había escuchado de una prisión "abierta", donde las rejas eran de alambre y los presos no pasaban de 12. Con esta información, en 2009 se ganó un fondo Corfo para investigar. Se trataba solo de observar lo que ocurría, ni siquiera de filmar. Cuando supo que venía un proyecto de renovar la cárcel (mejorarla, desde el punto de vista de Gendarmería; arruinarla, desde el de los rapanuís) se dijo: "Alerta de documental". Así que comenzó a viajar y visitar el recinto, que resultó, en el momento del rodaje, estar a cargo de una gendarme del continente.
Todo estaba mezclado y era más raro y más curioso de lo que la cineasta suponía.
Pero pronto un viejo pascuense le dijo lo siguiente:
-¿Qué tanto vai a la cárcel, si acá toda la isla es una cárcel?
La película entonces cambió.
Amor al celuloide
Tiziana Panizza empezó como productora y periodista en la productora Nueva Imagen. Ha sido parte de la comunidad de audiovisualistas-documentalistas durante varios años. Actualmente es profesora de documental en el Instituto de la Imagen de la Universidad de Chile. Contexto: existe un movimiento fuerte de documentales, potenciado por festivales como Fidocs y por circuitos de distribución como Chiledocs y salas independientes como Miradocs. En general, es una corriente subterránea, pero también estamos mirando documentales en los catálogos de Netflix. Los chilenos suelen fluir en el circuito internacional de festivales que, alejados de la masividad, empujan las definiciones de la ficción y la no ficción, del guion y la espontaneidad, de los supuestos de lo que se debe y no se debe hacer.
Desde sus primeros trabajos autorales, como la trilogía Cartas visuales, iniciada en 2005 y terminada en 2011, Panizza ha querido estar más allá de las obligaciones de los conflictos centrales y las tensiones dramáticas. La primera parte de esta trilogía, Dear nonna, de 2005, es una especie de mensaje dentro de una botella para su abuela, desde Londres, en la que se cruzan letras, frases en inglés y filmaciones en Súper-8: el formato en que se hacían las...
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