Un viaje en micro con 'Cachito' Vigil: las alegrías, penas y sueños de un apasionado - 6 de Mayo de 2018 - El Mercurio - Noticias - VLEX 716105329

Un viaje en micro con 'Cachito' Vigil: las alegrías, penas y sueños de un apasionado

M ediados de 1978 y Argentina es gobernada por el militar Jorge Rafael Videla. En un costado de la cancha principal de hockey del club Ciudad de Buenos Aires, un pequeño jugador de 13 años vibra con el entrenamiento del equipo adulto. Hiperquinético, pasional, soñaba con ser parte de la práctica. Por ende, hacía de pasapelotas afuera del campo, con la idea de que algún día lo invitaran a jugar.

"Che, a este chiquitito le tenemos que poner un nombre. Se llama Sergio, pero es chiquitito. Le pondremos Cachito", dijo "Vico", uno de los hockistas adultos.

Ese novel entusiasta era Sergio Vigil (52), el entrenador más exitoso en la historia del hockey césped trasandino. En cuatro años de ensueño lo ganó casi todo: Oro panamericano en Winnipeg 99, plata en los Juegos Olímpicos de Sydney 2000 y triunfos históricos en el Champions Trophy 2001 y en el Mundial de Australia 2002. Hoy, 2018, en un bus del Transantiago, habla de todos los aspectos de su vida.

La vida es bella

Vigil nació en Palermo y vivió en un par de ciudades antes de afincarse en el barrio de Núñez a los 15 años. Su homónimo padre fue un modelista de calzado y su madre, Lucía Rosa, profesora.

Tarjeta bip en mano, "Cachito" aborda la micro -su habitual medio de transporte desde que vive en Santiago- y se larga a recordar su propio recorrido. "Mi infancia estuvo regada de amor y libertad, que fue lo más preciado que pude tener en la vida. Mi mamá lo pasó mal en la dictadura por ser docente. También por mí, que me cuestionaba todo y preguntaba mucho en el colegio. En ese tiempo molestaba preguntar todo. Ella me ayudó a tener libertad para tomar decisiones. Me enseñó el amor por la docencia, a estar loco de cordura", dice Sergio Vigil arriba de la micro por avenida Vitacura.

Al hablar de su padre también se emociona. "Mi papá me impulsó a tomar acción. Hablaba poco, pero actuaba. Él tuvo consecutivamente cáncer de hueso y leucemia por 20 años, y si bien nos habló de eso a mí y a mis hermanos, nunca demostró debilidad. Vivió la normalidad. Fue tal cual como la película 'La vida es bella'. Mi papá siempre tuvo una sonrisa porque amaba lo que hacía. Aprendí que el que ama lo que hace, no trabaja más en su vida. Entendí que no hay enfermedad que me pueda afectar si hay sanidad en el espíritu".

Fue su progenitor quien lo acercó al hockey césped a los nueve años, deporte del cual se enamoró por coincidencia. "Nosotros jugábamos fútbol en la cancha de hockey y cuando les tocaba práctica nos...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR