La Vía Chilena Al Himalaya Más Peligroso - 28 de Mayo de 2017 - El Mercurio - Noticias - VLEX 680120189

La Vía Chilena Al Himalaya Más Peligroso

Podemos imaginarlo con chalas, tendido frente a un lago, en las afueras de Pokhara, Nepal. Más relajado, y también más flaco. Con 10 kilos menos tras intentar, junto a Juan Pablo Mohr, cinco veces la cumbre del Annapurna.

Para esta entrevista, justo luego del triunfo, primero hablamos por WhatsApp. Entonces le digo que sigamos por Skype. Pero no tiene Skype. Luego me entero de que Sebastián no tiene un montón de cosas que cualquiera consideraría normales en la vida moderna.

-Es que soy un ermitaño -dice-. Vivo seis meses en el Cajón del Maipo. Los otros seis en la Patagonia, o estoy en las montañas de Europa, entre una y otra expedición.

Algo había escuchado de Rojas y, la verdad, más parecía un mito que una personal real. Se hablaba de un súper montañista, un tipo que vivía en un pequeño refugio de piedra y madera, que, en invierno, organizaba viajes en moto para esquiar en el Valle de Las Arenas.

Hace un tiempo, la revista Escalando se refería a él como el deportista que comenzaba a marcar pauta con ascensos alpinos explosivos (tan intensos que se convertiría en "atleta" de The North Face). Un montañista formado entre el rigor y la calidez del Club Andino Wechupún, que en cualquier momento podía golpear la cátedra. Hasta que así fue

Cuando en Nepal acababa la primavera y los monzones arribaban con sus primeras lluvias, los himalayistas comenzaban a resumir los logros de la temporada. Y entre las sorpresas se contaba lo de Rojas y Mohr: dos jóvenes que, en su primera aproximación a el Himalaya, no solo desafiaron al Annapurna, la montaña que los veteranos que suben ochomiles prefieren dejar para el final, sino que lo hicieron sin sherpas, sin cuerdas fijas. Solo con lo puesto y poco más.

Quien escribe supo del intento de los montañistas varias semanas atrás. Pero desde Chile todo se veía tan difícil que en un minuto parecía que no lo lograrían. Mohr y Rojas pensaban parecido. Tras fallar en el cuarto intento, solo se dieron una oportunidad más. "Si no lo logramos ahora -le dijo Sebastián a Juan Pablo-, agarraremos nuestros equipos y nos iremos para la casa".

La quinta fue la vencida. Extenuados tras un mes en la montaña, Juan Pablo y Sebastián llegaron al último campamento antes de la cumbre. Ya no les quedaba gas y, para derretir agua e hidratarse, recibieron ayuda de dos italianos y dos españoles que coincidían en el intento. Pese a ello, si a esas alturas lo normal es consumir cinco litros de agua, los chilenos solo pudieron tomar uno. No tenían qué cocinar y, para comer, no les quedaba más que un chocolate.

Alcanzada la cumbre, aún faltaba lo peor: bajar. Y, para más remate, por la zona de mayor peligro, donde suelen caer gigantescos seracs y avalanchas monstruosas, comenzó a nevar y la ruta...

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