¿Estamos en verdad combatiendo la desigualdad? - 23 de Marzo de 2016 - El Mercurio - Noticias - VLEX 631581681

¿Estamos en verdad combatiendo la desigualdad?

Según ha informado el Banco Central, el crecimiento económico llegó el año pasado a tan solo 2,1%. El anterior fue algo peor (1,9%) y el ministro de Hacienda, Rodrigo Valdés, acaba de anunciar que para este año el Gobierno está bajando la meta de 2,5% a 2%. Como la inversión y la productividad se han venido abajo, los expertos hablan ya que seguiríamos por varios años al 2% o algo menos.

A los estrategas del Gobierno esto no parece inquietarles demasiado. Estiman que el menor dinamismo económico es un costo necesario cuando se implementan medidas de fondo -no meras "reformitas", como se dijo- para atacar la desigualdad. Podrá haberse cometido uno que otro error de diagnóstico o ejecución -admiten-, como, por ejemplo, no aquilatar debidamente el impacto de la caída del cobre, pero en lo sustancial el camino emprendido es el correcto, aunque exija sacrificios.

Desde luego, sin que aún estén disponibles las encuestas sociales correspondientes, todavía no es posible evaluar el impacto de la estrategia seguida sobre la distribución de ingresos. Pero desde ya puede indicarse que se trata de una apuesta muy riesgosa. Como ha demostrado el Instituto Libertad y Desarrollo, durante los últimos 10 o 20 años tanto los indicadores de pobreza absoluta como de desigualdad han mejorado sistemáticamente, precisamente porque "el crecimiento hace la diferencia". Como el dinamismo económico permitió crear mejores empleos e incrementar el poder adquisitivo de los salarios, 77% de la reducción de la pobreza ocurrida entre 2006 y 2013 se explica por el crecimiento. Además, como este allega más recursos a programas sociales razonablemente bien focalizados, en ese período, mientras el ingreso real per cápita del 10% más rico de la población creció al 4,5% anual, el del 10% más pobre aumentó al 7,6%, una vez consideradas las transferencias pecuniarias y no pecuniarias que obtiene del Estado. En los últimos dos años, el crecimiento del empleo, los salarios reales y el consumo se han desacelerado pronunciadamente. Las políticas redistributivas emprendidas tendrían que ser enormemente poderosas para neutralizar el golpe que eso significa para las condiciones de vida de los más vulnerables.

El Gobierno no ha hecho mayor esfuerzo para fortalecer los programas sociales dirigidos a...

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