Venezuela: en tiempos de miseria - 31 de Enero de 2019 - El Mercurio - Noticias - VLEX 760887477

Venezuela: en tiempos de miseria

En los momentos en que escribo estas líneas, están transmitiendo una arenga del presidente Nicolás Maduro a las tropas del ejército en Angostura, Venezuela. Escucho su retórica "revolucionaria", y me produce náuseas. Es el lenguaje degradado, manipulado, convertido en propaganda, consigna y amenaza. El lenguaje en su grado más bajo, más vil. Esa retórica revolucionaria ya la habíamos escuchado antes, pero esta vez esta se emite por la boca de un hombre ignorante, sin carisma, ramplón, que intenta emular a un Chávez o a un Castro, pero que es una versión decadente y patética de estos. Pero es la misma jerga, el mismo mantram demencial de viejas y ya apolilladas consignas que, dichas por él, se acercan a la parodia de ellas mismas.¿Es Maduro un payaso, un demente salido de la nada, o un subproducto de la revolución latinoamericana? En algún momento pude creer lo primero, pero hoy tengo la certeza de lo segundo. Maduro es el rostro más feo, menos glamoroso, de la retórica revolucionaria, así como Fidel era la cara glamorosa y seductora, e incluso hipnótica de ella. Pero Maduro no nace de la nada, se alimenta del mismo veneno que se aloja en el corazón de viejas prácticas estalinistas. El estalinismo, lo primero que hace es apoderarse del lenguaje, para manipular. Por eso la persecución implacable a los poetas que sostienen dentro del lenguaje mismo una resistencia a los usurpadores "iluminados". Pienso en la gran Anna Ajmatova, memoria viva de la poesía rusa en un tiempo de terror en que otro poeta, Gumiliov, era obligado a cavar su propia tumba ante sus futuros ejecutores, y otros se suicidaban o eran internados en los Gulags.Muchos de mi generación nos dejamos seducir en los 70 por esa "música" revolucionaria. Nuestro enemigo más inmediato era otro: la dictadura militar en Chile. Pero algo nos salvó e inmunizó de no ser completamente contaminados: recuerdo que en las reuniones de una célula clandestina en la que teníamos que leer unas "cartillas educativas" con textos de Lenin y Marx, preferíamos leer poesía en voz alta: T. S. Eliot, Lezama...

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