En velero a la Antártica - 18 de Junio de 2023 - El Mercurio - Noticias - VLEX 934856230

En velero a la Antártica

A unque en rigor iban en un pequeño velero, Carlos Guevara Vivanco se sintió una noche casi como si estuvieran en el Titanic. Y en su peor momento."Eran como las tres de la mañana y de repente sentimos un estruendo monstruoso. El capitán y su segundo a bordo salieron rápido a cubierta y gritaban para lado y lado. Fue entonces cuando nos empezamos a asustar".Desde su casa en Santiago, Carlos Guevara Vivanco -59 años, ingeniero civil, montañista, premiado guía y fotógrafo de naturaleza chileno- todavía recuerda vivamente uno de los momentos más peliagudos del que hasta ahora ha sido el mayor viaje de su vida: la travesía que hizo en febrero de este año desde Puerto Williams hasta la Antártica, arriba de un velero."Estábamos fondeados justo a la salida de una especie de canal que arrastraba mucho hielo y que golpeaba el casco. Al principio eran unos golpes pequeños: sentíamos cómo el hielo raspaba por debajo. Pero de pronto vino este estruendo: era un iceberg gigante que le pegó al velero entre la proa y el ancla, y el impacto fue tan grande que hasta cayeron trozos de hielo en la cubierta".Si el incidente hubiera pasado a mayores, Guevara Vivanco quizás no estaría contando esta historia con la misma sonrisa. Pero lo que les ocurrió -y el temor que sintieron en ese momento- era algo esperable. Ciertamente, no es lo mismo ir en un pequeño velero a la Antártica, uno de los territorios más inhóspitos del planeta, que hacerlo como la mayoría de los mortales: arriba de un crucero de lujo de varios pisos, grandes motores y sistemas de estabilización. Y eso lo sabían desde un comienzo."La estadística que yo manejo es que menos de 30 veleros de todo el mundo llegan a la Antártica. La cantidad de cruceros es mucho mayor", dice el fotógrafo. "Pero para este viaje, nosotros queríamos volver un poco al origen y emular a los antiguos navegantes. De hecho, por eso también decidí llevar cámaras análogas y rollos. Hacer una expedición. Un viaje de aventura".La partidaSi para subir el cielo se necesita una escalera larga y otra chiquita, para ir a la Antártica en velero se necesita un buen capitán y, por supuesto, un velero preparado para viajes polares.Según cuenta Carlos Guevara Vivanco, encontrarlos fue algo fortuito: en 2016, durante un viaje familiar a Puerto Williams, conoció al velerista francés Eric Sonabia, capitán del "Sonabia", quien estaba buscando pasajeros para hacer una navegación al Cabo de Hornos con motivo de los 400 años de su...

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