Valparaíso para foodies - 14 de Julio de 2023 - El Mercurio - Noticias - VLEX 938008571

Valparaíso para foodies

"Somos todos de Valparaíso, del cerro Playa Ancha, y siempre hemos sido una familia buena pa'l diente. Siempre se ha hecho comida de casa", cuenta Pedro Gahona, quien junto a sus padres y a su primo, Nicolás Cubillos, están detrás de Maleza, restaurante que abrió hace dos meses en Valparaíso. Aunque es su primer restaurante, Pedro tiene bastante experiencia en el rubro: durante años trabajó en el Hotel Fauna, en El Internado y en Emporio Echaurren, y no solo aprendió el "tejemaneje" gastronómico, sino también sobre restauración patrimonial de los inmuebles del casco histórico.La casa del cerro Alegre donde está emplazado Maleza, y que ellos compraron y restauraron, es singular: data de 1895, es la única del sector con antejardín (las demás son de fachada continua) y, a diferencia de las otras, era de un piso. De hecho, el segundo piso que ellos construyeron lo hicieron con techo diagonal, no recto, para que desde afuera se siga viendo como una casa de volumetría baja. "Además, está en una ubicación estratégica, porque está justo al frente de una casa 'crucero' muy visitada y fotografiada por los turistas, y que se usa como locación habitual de producciones audiovisuales", cuenta Pedro.Él asegura que el primer piso es como un "pequeño museo" y que es la verdadera joya de la casa, ya que su piso y el cielo son originales y hasta la mesa y los muebles eran de la casa. Pero subiendo las escaleras uno se encuentra con otra sorpresa: una vista espectacular hacia los poblados y multicolores cerros de Valparaíso. Pedro dice que lo ideal es que el público se siente a tomar un pisco sour o un aperitivo abajo, para que vean cómo era una casa 120 años atrás, y luego, que coman arriba."Nuestra propuesta es mostrar Valparaíso a través de la arquitectura y el diseño, pero también de la cocina", asegura Pedro. Y cuenta que en la carta de Maleza hay recetas de sus abuelos (de 85 y 90 años), con los que se crió y quienes siguen cocinando. "Tratamos de darles valor a productos que quizás no son tan apetecidos en los restaurantes más turísticos", dice sobre ingredientes como la panita, el jurel o el mote. Aunque también tienen alternativas más tradicionales, como pastas artesanales o pulpa de cerdo a la cerveza con papas doradas al romero. También cuentan con opciones vegetarianas y utilizan zanahorias y betarragas de la huerta orgánica. ¿Una recomendación? Los choritos borrachos, que vienen en un caldo sabrosísimo y acompañado de pan batido (marraqueta) con mantequilla con ajo. Un deleite.Los postres -como torta de hojarasca, leche asada, torta de manzana o cheesecake de maracuyá- los hace la mamá de Pedro, y para beber tienen una oferta que va desde coctelería clásica hasta preparaciones tradicionales chilenas como pichuncho, navegado o borgoña. También tienen una "chupilca" (en la foto), inspirada en la famosa chupilca del diablo que tomaban los soldados de la Guerra del Pacífico, y que es una preparación que aquí lleva vino tinto, gin Carpintero negro, triplesec, limón y goma, y que se sirve en un vaso ribeteado con harina tostada y un toque de pimienta. Un cóctel que vale la pena probar.El local -que esperan pueda extender pronto su horario- por las noches toma "onda" de bar con luces led rojas, sesiones de vinilo o espectáculos de stand up comedy . Por ahora, abre solo de jueves a domingo. Almirante Montt 727, Valparaíso...

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