Valparaíso necesita invertir al menos US$ 40 millones para evitar nuevos colapsos
Por un lado, Valparaíso se está desfondando. Y por el otro, se lo están comiendo las termitas.
El alcalde de la comuna, Jorge Castro (UDI), prefiere advertirlo ahora -dice- porque no quiere que se repitan los accidentes como el que esta semana provocó la rotura de una matriz de Esval en el cerro Ramaditas.
El colapso del ducto generó un aluvión de barro y piedras que se llevó cerro abajo dos viviendas, llenó de lodo hasta Avenida Argentina con Pedro Montt (frente al Congreso) y dejó sin suministro de agua a la ciudad justo durante el fin de semana largo, arruinando los planes de los empresarios turísticos.
Rápidamente, el aluvión hizo recordar a los porteños la larga historia de siniestros que han afectado a la ciudad y que han estado relacionados con empresas de servicios. La explosión provocada por una fuga de gas en calle Serrano, ocurrida el 3 de febrero de 2007, es la que está más fresca en la memoria. Ese día, murieron cuatro personas y cuatro edificios patrimoniales resultaron gravemente dañados.
¿Se ha aprendido algo de las tragedias que cada cierto tiempo enlutan al puerto? Según Castro, no lo suficiente: "Después del incendio en calle Serrano, podría haberse avanzado, por ejemplo, en el soterramiento de cables, se hizo una inversión parcial (en la zona afectada por ese siniestro), pero no se siguió y nadie más escuchó hablar del tema", señala.
Solo para evitar nuevos colapsos, la ciudad necesitaría inversiones urgentes por más de $20.500 millones (unos US$ 40 millones) que son de responsabilidad de Esval y el MOP. La renovación de un segundo tramo de la matriz de agua que colapsó esta semana tiene un costo de $2.500 millones y las obras para apuntalar los añosos ductos de aguas lluvia que corren bajo Avenida Argentina, otros $18 mil millones.
Tres incidentes previos en la matriz de agua
Solo durante este año, la matriz de Esval tuvo tres accidentes que lograron controlarse y que, según Castro, debieron tomarse como advertencias de lo que finalmente iba a ocurrir: "Se debió haber previsto que una ciudad expuesta a terremotos, incendios gigantescos, erosión, no podía esperar que los materiales cumplieran una vida útil de ochenta años, como ocurre en otras ciudades. El desgaste de materiales era evidente y nos decía que había que adelantar las inversiones proyectadas".
Los parlamentarios de la zona también las emprendieron contra las empresas y contra los organismos fiscalizadores de los servicios básicos. De hecho, enviaron oficios...
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