El valor de la diplomacia - 9 de Enero de 2024 - El Mercurio - Noticias - VLEX 974149040

El valor de la diplomacia

Frente a un escenario mundial desordenado, donde la convivencia interestatal y el atlas geopolítico se alteran y reacomodan en medio de crisis que no ceden y guerras fratricidas interminables, puede ser oportuno apelar a la diplomacia para ordenarlo, antes de que la agenda se torne irrelevante, y su guion, inoperante. Permite ponderar con equilibrio un panorama global enrarecido por un déficit de intermediación política y escasa eficacia de la institucionalidad para superar cuadros de convulsión social, desbarajuste ambiental y la degradación moral.Existe una suerte de compulsión por la inmediatez e ignorancia del largo plazo y las prospecciones a futuro que alimenta la "hegemonía del presente", aupada por la acción disruptiva de quienes, amparados en la cibernética y un estilo de indisciplina libertaria, transgreden reglas y formas que consideran obsoletas o decimonónicas. Una panoplia de redes digitales y tecnologías telemáticas busca, en conjunto con una opinión pública protagónica en exceso, influenciar el proceso de toma de decisión en desmedro de instituciones tradicionales.De ahí la necesidad de naturalizar la ubicuidad de quienes ejercen el poder para contrarrestar los efectos adversos de aquella entelequia forjada en el poder de la información y así canalizar correctamente las expectativas, necesidades y recursos, que reclama una masa de "ciberciudadanos" con el soporte de la industria de las comunicaciones y la publicidad. En tal contexto, la diplomacia es idónea para endilgar el curso del cambio paradigmático hacia mejores estándares de gobernabilidad y neutralizar la polarización; en otras palabras, significa fortalecer la democracia, restaurar la convivencia armónica y crear condiciones para el fragüe del nuevo orden internacional en configuración. Vencer la anomia requiere de una receta innovadora, que siguiendo el curso de la historia, sepa leer la conflictividad asertivamente.La sensibilidad, ductilidad y motricidad fina del cometido diplomático son esenciales para balancear e interpretar la dinámica de la agenda, amén que la pericia en el manejo del tiempo, la locuacidad y también el silencio, facilitan la irradiación de empatía, el rigor del lenguaje y la precisión de los planteamientos. Tiene credenciales para plantearse frente a la...

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