Valor de la democracia representativa - 19 de Noviembre de 2019 - El Mercurio - Noticias - VLEX 826675369

Valor de la democracia representativa

El acuerdo constitucional alcanzado por los partidos políticos ofrece un camino democrático para avanzar hacia una nueva Carta Fundamental. Dicho camino se inicia con un plebiscito en que los ciudadanos podrán decidir si efectivamente quieren o no una nueva Constitución y, en caso afirmativo, las características de la Convención Constituyente encargada de redactarla, ya sea que se trate de un órgano de integración mixta, constituido en proporciones iguales por actuales parlamentarios y representantes expresamente elegidos, o uno solo conformado mediante esta última modalidad. Ambas alternativas implican la realización de elecciones para definir la composición de la instancia. Finalmente, un nuevo plebiscito deberá ratificar o rechazar el texto redactado. De este modo, el proceso contempla elementos participativos, al ser la ciudadanía la que irá aprobando los pasos que se den, y también de representación, pues serán personas elegidas por los votantes las que asumirán la tarea deliberativa para definir los contenidos de la futura Constitución. Estos se resolverán con un quorum de dos tercios, lo que impone la construcción de acuerdos amplios que garanticen la estabilidad de las normas.Han surgido, sin embargo, desde el Partido Comunista y de sectores disidentes dentro del Frente Amplio voces que cuestionan ese acuerdo, pues sostienen que no garantizaría la incorporación al texto constitucional de lo que consideran como las demandas ciudadanas. Estas corresponderían a las reivindicaciones formuladas por organizaciones sociales que han actuado como convocantes en las movilizaciones de las últimas semanas. Se trata de una visión, en el fondo, reñida con la democracia y donde los derechos individuales aparecen supeditados a las decisiones de ciertos grupos y organizaciones. Así, en la lógica de los críticos al acuerdo, la ciudadanía estaría representada por las "fuerzas sociales" movilizadas y solo la participación de estas daría legitimidad al órgano constituyente.Es evidente el interés político que subyace a este planteamiento: varias de esas organizaciones son hoy controladas por el PC y otros sectores de izquierda, en proporción muy superior a su peso electoral. Pero, incluso prescindiendo de ello, cabe preguntar por qué determinados grupos organizados habrían de arrogarse la condición de "representantes de las demandas ciudadanas", en particular considerando que una de las características de las movilizaciones ha sido su inorganicidad...

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