El universo Shakespeare en femenino
Cómo no rastrear las zozobras de las hijas de Lear en el dilema de una nuera tentada por la cercanía al poder o en el carácter prusiano con que debe lidiar una candidata a alcaldesa. Estas situaciones reales y personajes femeninos locales reflejan los cuestionamientos con que lidiaron las verdaderas heroínas. Entonces el escenario era tan adverso que en el teatro isabelino su representación solo podía encargarse a varones.
la sombra del patriarcado
Las hijas en las obras de Shakespeare suelen lidiar con un padre exigente, distante o sobreprotector. Ofelia es la figura trágica por excelencia. Hija de Polonio en Hamlet, es también un símbolo del candor. Desde la primera escena parece destinada a perder el mundo en que ha crecido como hija obediente e impoluta.
Shakespeare la sitúa en el centro de las fricciones de la corte a la manera de un testigo mudo. Es víctima de la contrariedad de Hamlet, quien en lugar de matrimonio le aconseja refugiarse en un convento. La muerte de su padre Polonio, a manos del mismo príncipe, la trastorna y, entonces, se convierte en el retrato de la juventud dañada por el patriarcado. El accidente acaba con su vida en el río mientras lleva una guirnalda de flores.
En el Chile contemporáneo las Ofelias son hijas sobreprotegidas que lidian con un mundo que las cree más ingenuas que candorosas. No necesitan de un Hamlet para desengañarse una vez que han cruzado el cerco familiar; tampoco recoger flores para perder la inocencia. Han consumido suficientes horas de realities para estar adelantadas en el tema. Tienen, además, a la mano un recetario para sobrellevar la melancolía que sigue al desencanto y un abanico de terapias de crecimiento personal para elaborar el complejo de Electra.
Esta Ofelia local puede ser la hermana menor de un deportista reconocido a nivel mundial, o la hija de un asesor presidencial que debe guardar compostura. El principal problema acaso es el afán que sus madres ponen en fingir por todos los medios la candidez que en la tragedia les pertenece solo a ellas.
Otro personaje célebre en el mismo grupo es Miranda, de "La Tempestad", hija única de Próspero, el duque de Milán desterrado en una isla donde ha devenido en hechicero. Miranda ha crecido aislada del mundo y protegiéndose del acoso de Calibán, un impulsivo habitante del lugar. A los 15 años se enamora de Fernando, príncipe de Nápoles y sobreviviente de la tempestad que la magia de su padre genera en altamar.
Junto al amor, Miranda descubre la traición de la que ha sido víctima su estirpe y la venganza que ha estado incubándose. Comprende que su promesa de matrimonio puede ser una manera de saldar deudas.
Hoy las herederas de Miranda conservan la admiración y la lealtad por el padre, pero no desprecian a Calibán. Pueden estudiar Derecho para seguir la senda del padre abogado y hacer las paces con una madre conductora de televisión. Las diferencias de clase que Shakespeare describe se han relativizado, pero no han...
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