Universidades y Estado: contrato social incierto - 23 de Julio de 2017 - El Mercurio - Noticias - VLEX 688662265

Universidades y Estado: contrato social incierto

Para esto debieron sortear la voluntad de soberanos caprichosos y violentos, escapar de guerras y pestes, adentrarse en culturas diversas, recorrer grandes distancias, soportar ciclos económicos de abundancia y extrema pobreza, convivir con regímenes despóticos e inquisiciones y atravesar una maraña de políticas mal concebidas y aplicadas atrabiliariamente.

Desde que emergió la figura del Estado moderno, con su aparato burocrático, monopolio sobre la coacción, disposición del tesoro público, representación de la nación y capacidad de decidir e implementar políticas, las universidades estuvieron forzadas a definirse frente a él.

¿Cómo podían mantener en las nuevas circunstancias su tradicional independencia del poder? Y a este efecto, ¿qué garantías necesitaban exigir? ¿Cuál esquema de financiamiento con fondos públicos convenía adoptar? ¿Cuántas regulaciones externas de su autorregulación interna podían aceptar? ¿Quiénes debían gobernar a las organizaciones académicas? ¿Y qué servicios debían estas prestar a la autoridad?

Los arreglos creados para instituir un contrato social entre el Estado moderno y la universidad han sido muy diversos. Kant aspiraba a una universidad donde la filosofía pudiera decir públicamente la verdad al poder. Napoleón, en cambio, creó la universidad imperial para educar desde el Estado a la nación, modelo que las élites ilustradas latinoamericanas importaron al momento de la fundación de sus repúblicas. Von Humboldt, Guillermo y su generación de funcionarios prusianos esclarecidos dieron origen a un "Estado cultural" que debía asegurar a las universidades el derecho a aislarse del tráfico humano y el comercio para dedicarse a investigar, crear ciencia y dar una formación humanista integral a las futuras generaciones.

De este modo, la historia fue generando, con inagotable imaginación, siempre renovados arreglos que permitían a las universidades y los estados adaptar su relación a las cambiantes circunstancias del entorno. En las antípodas de Kant, Martin Heidegger, el filósofo alemán del siglo XX, proclamó el servicio de la universidad humboldtiana al Führer, en cuya trayectoria debían fundirse la verdad, la fuerza y el destino del imperio germano. Los regímenes totalitarios y autoritarios, por su parte, intervinieron desde el poder a las universidades, imponiéndoles un estrecho control y completa subordinación.

En contraposición a los contratos forzosos, impuestos a las universidades por poderes que ejercían...

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