En el umbral de un acuerdo
La cita, que incluyó al Presidente cubano, Raúl Castro, avanzó en superar el principal desacuerdo pendiente en las negociaciones de paz, la "Justicia transicional", y convenir fecha para la firma de un acuerdo de paz dentro de seis meses, el 23 de marzo de 2016.
Las negociaciones se han desarrollado ya por más de dos años, teniendo como mediadores a los gobiernos de Noruega y de Cuba. Venezuela y Chile cumplen el rol de "acompañantes".
Se aplicaría una "amnistía amplia" a los combatientes que hagan "dejación" (no entrega) de su armamento, mientras que los acusados de delitos de especial gravedad podrían ser condenados a penas reducidas, sanciones que en parte podrán ser cumplidas mediante trabajo social y en libertad condicional. Lo mismo se aplicaría a militares y policías acusados por las FARC de delitos de similar gravedad. Tribunales especiales se encargarían de los procesamientos y el Estado facilitará la transformación de las FARC en un movimiento político legalizado.
Límites de la justicia transicionalLos acuerdos han sido ampliamente celebrados por la mayor parte de los partidos políticos colombianos, incluyendo al opositor Partido Conservador, con el esperable rechazo del Centro Democrático del ex Presidente Uribe. Juzga el ex Mandatario que se ha puesto en un nivel de igualdad a subversivos y a militares, siendo que estos han servido a instituciones democráticas. A la vez rechaza la lenidad de los castigos a guerrilleros culpables de grandes crímenes y de narcotráfico.
Se estima que la dirigencia de las FARC, que vive principalmente en Cuba, se ha visto forzada al acuerdo por los éxitos de las Fuerzas Armadas en el Plan Colombia, iniciado por el Presidente Uribe con la eficaz ayuda norteamericana. Menor interés en la pacificación tendrían los dirigentes autónomos de los "frentes" guerrilleros que carecen de preparación para la vida civil y gozan de buenos ingresos por el tráfico de drogas y el secuestro.
De lograrse un Acuerdo de Paz, se requerirá de un referéndum y de la delegación de facultades legislativas al Presidente Santos.
Encomiable aunque muy polémico es el riesgo asumido por el Presidente Santos. Si tiene éxito en la pacificación y ahora con buenas posibilidades de lograrlo, cumpliría con su promesa electoral y obtendría un histórico reconocimiento interno y mundial.
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