El último triunfo de Jaime Guzmán - 6 de Marzo de 2022 - El Mercurio - Noticias - VLEX 897596730

El último triunfo de Jaime Guzmán

A pocas semanas de que la Convención Constitucional le proponga un texto al país, puede resultar útil echar una mirada sobre las razones que, en su momento, se esgrimieron para defender la imperiosa necesidad del proceso. El ejercicio resulta indispensable porque ellas constituyen el estándar mínimo para medir el trabajo del órgano constituyente: saber si estamos resolviendo -o no- las dificultades que nos trajeron hasta acá.Me parece que hay dos argumentos centrales en la crítica al texto de la transición. Cada uno de ellos tiene múltiples ramificaciones, pero es posible sintetizarlos del modo siguiente. En primer término, dicho texto nunca habría logrado que todos los sectores lo sintieran propio. En otras palabras, la Carta Magna no habría logrado concitar lealtad constitucional, y por eso cayó el 12 de noviembre, al ser desahuciada por la centroizquierda. El segundo argumento veía en los contrapesos institucionales una restricción a la democracia. Así, la Constitución era vista como la imposición de un programa específico, a través de mecanismos antidemocráticos. Ambos razonamientos son discutibles por más de un motivo, pero tal fue la lectura que se impuso y que, al converger con la crisis de octubre, dio origen al momento constituyente.Si los argumentos fueron formulados de modo honesto, entonces el principal desafío de la Convención consiste en superar dichos escollos -de lo contrario, estaríamos dando vueltas en círculos-. Sin embargo, no es seguro que avancemos en la dirección correcta. Respecto del primer punto, y como han reconocido convencionales de izquierda, la derecha ha sido deliberadamente excluida de las discusiones relevantes. Esto tiene un corolario evidente: será cuando menos difícil que sus distintas vertientes puedan, en el futuro, considerar a esta Constitución como propia. Dado que se trata de un sector que representa al menos al 40% del país y que ha ganado dos de las últimas cuatro elecciones presidenciales, cabe preguntarse dónde diablos se extravió el problema de la lealtad constitucional.Ahora bien, este veto arranca de una convicción previa: para muchos, la derecha carece de toda legitimidad. El dato es preocupante, porque la democracia arranca del reconocimiento de la existencia del otro. No es difícil aceptar a quienes piensan parecido, lo difícil -y realmente valioso- es integrar a quienes piensan distinto; y de allí que el discurso en torno a la diversidad sea cada vez más orwelliano. El esfuerzo por...

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