El último Dalai Lama - 26 de Diciembre de 2015 - El Mercurio - Noticias - VLEX 590510134

El último Dalai Lama

El Dalai Lama luego se dirigió tras bambalinas. Ahí estaba él con su atuendo color rojo oscuro -"solo un simple monje budista", como se describe a sí mismo- entre jóvenes parranderos vestidos en forma extravagante en una bacanal de 364 hectáreas lodosas del campo inglés, increíblemente lejos de los desfiladeros montañosos, altas planicies y praderas onduladas de su tierra natal tibetana. Durante gran parte de sus 80 años, el Dalai Lama ha estado presente en estas extrañas intersecciones entre religión, entretenimiento y geopolítica.

Aunque el Dalai Lama todavía no utiliza un computador, el aviso de "Piense diferente" para Apple, de la década de 1990, es un recordatorio de que él fue una especie de talismán de la globalización, en la primera fase de esta, entre la caída del muro de Berlín en 1989 y los ataques terroristas del 11 de septiembre. En esa época inocente, el triunfo universal del capitalismo liberal y la democracia parecía seguro, a medida que aparecían nuevas naciones a través de Europa y Asia, nacía la Unión Europea, llegaba a su fin el apartheid en Sudáfrica y se declaraba la paz en Irlanda del Norte. Entonces, podía ser solo cosa de tiempo que el Tíbet fuera libre también.

El Dalai Lama aún viaja de manera activa por todo el mundo mientras bromea con frecuencia sobre su edad. Sus cuentas de Twitter, Facebook e Instagram contribuyen a asegurar su lugar en el torbellino contemporáneo. Pero la causa del Tíbet, la que alguna vez fue adoptada con entusiasmo tanto por políticos como por artistas, se ha visto eclipsada después de los ataques del 11-S. El mundo está más interconectado, pero -al estar definido por las guerras continuas, los ataques terroristas frecuentes y el rápido surgimiento de China- provoca más inquietud y perplejidad que esperanzas. El mismo Dalai Lama lo ha visto impotente desde su residencia en Dharamsala, una ruinosa localidad india en las estribaciones himalayas, mientras su país, ya despojado por la Revolución cultural de Mao, es forzado a iniciar un programa de modernización igualmente vertiginoso dirigido desde Beijing.

La fuerza económica de China ha hecho del Dalai Lama un riesgo político para una cantidad cada vez mayor de líderes mundiales, quienes ahora se alejan de él por temor a provocar la ira de China. Incluso el Papa Francisco, el Pontífice más osado en décadas, declinó, según se informó, reunirse con el líder espiritual tibetano en Roma en diciembre pasado. Cuando este "simple monje budista" muera, no está en absoluto claro qué pasará con los seis millones de tibetanos en China. El Partido Comunista chino, aunque es oficialmente ateísta, se va a encargar de encontrar una encarnación del actual Dalai Lama. Adoctrinado y controlado por el Partido Comunista, el próximo líder de la comunidad tibetana podría ayudar a Beijing a consolidar su hegemonía sobre el...

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