Las últimas apuestas (y chascarros) de Chile Vamos al filo del cierre de las candidaturas a alcalde
Y en estas horas claves para los que disputarán los sillones de alcalde, varios han corrido por cuenta de Chile Vamos.
El más mediático es el affaire de la Municipalidad de Santiago, que frustró una iniciativa de la UDI -apoyada en forma silenciosa por el piñerismo- de abordar la más insigne de todas las batallas municipales con una figura de estatura nacional como Joaquín Lavín . No solo el ex candidato presidencial estaba -dicen- en este compromiso, sino que algunas ex ministras del pasado gobierno se habían matriculado para acompañarlo de concejalas. Aparte de que el lanzamiento de la campaña estaba totalmente listo, incluyendo una marcación a los votantes de Santiago, mesa por mesa. En el conocido desenlace no hubo recriminaciones, sino agradecimientos y buenas palabras para quien dio un paso al lado como producto del estrecho margen obtenido en una encuesta, y dejó el camino al concejal RN Felipe Alessandri . Pero por cierto, en los votantes de derecha quedó la sensación de que los partidos de la alianza una vez más fueron incapaces de hacer una planificación ordenada; aparte de los que piensan que es una frivolidad dirimir algo tan importante con un sondeo de opinión.
El acontecimiento se separó por escasos días del episodio que protagonizó otro grande del conglomerado, Manuel José Ossandón, con su renuncia a RN, cargada de críticas a sus ex compañeros. Y ha habido otros capítulos en estos prolegómenos electorales que han estresado relaciones y confianzas, como el que se dio en la elección del candidato en La Reina, donde la desplazada fue RN. La "guinda de la torta" en estas peleas filiales es Ñuñoa -aún en curso al cierre de esta crónica-, pugna protagonizada por el ex alcalde Pedro Sabat (RN) y su sucesor en ejercicio, Andrés Zarhi (ex RN), que en una de estas terminan entregando en bandeja la emblemática comuna, como ya ha ocurrido en otras ocasiones. En la vereda del frente de esta disputa, la Nueva Mayoría tiene a uno de sus estandartes, la ex ministra Helia Molina.
Me dicen que hay un mar de fondo en la desilusión que produjeron en Renovación los malos resultados que obtuvieron en aquellos lugares en que se midieron con sus socios en elecciones primarias. Cuando uno pregunta, sin embargo, en el sector, la mayoría reconoce que es el mejor sistema para dirimir.
Con estos chascarros de última hora como telón de fondo, acometí esta semana una serie de conversaciones con personajes a los que elegí de cada uno de los cuatro partidos de Chile Vamos, para intentar hacer los primeros aprontes de esta elección... y su impacto para lo que viene después... el próximo año.
El incansable Alberto Espina -con tantas elecciones en sus espaldas- me comentaba con humor-serio: "Yo pescaría un cuaderno, como en el colegio, y haría que todos los candidatos y dirigentes de mi coalición escribieran mil veces #soy partidario de la unidad y lo demuestro con hechos concretos#. Eso sería una lección para entender que nuestro objetivo es ganar el gobierno, porque si no, este país va a terminar derrumbándose frente al peor que se recuerda desde el retorno a la democracia".
Espina: "Las primarias son lejos el mejor sistema"
-¿Cómo ha visto usted este cierre de inscripciones salpicado de incidentes?, le pregunto al senador Espina, quien me cuenta que en esta vuelta lleva recorridas más de 170 comunas.
-Creo que es por el déficit de institucionalización de las coaliciones, y que tienen que existir reglas que permitan resolver las competencias. Yo nunca he sido partidario del sistema de "el que tiene, mantiene". Si un candidato es desafiado, y el desafiante reúne una cantidad de firmas que demuestra que realmente es una candidatura seria, debiera irse a una primaria, que es por lejos el sistema que asegura un resultado más justo además de que tiene la ventaja de que la participación potencia mucho las candidaturas. La ley de primarias la hicimos para algo.
-Donde hubo primarias ahora, a RN no le fue nada de bien.
-Pero eso no es...
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