Trinidad González Los riesgos y la rabia de una dramaturga - 29 de Diciembre de 2015 - El Mercurio - Noticias - VLEX 590696146

Trinidad González Los riesgos y la rabia de una dramaturga

En medio de su living hay una silla y es de escritor. Es antigua, de roble americano. Trinidad González se la compró a un anticuario en Valparaíso cuando decidió que escribiría con el mismo ímpetu con el que se había hecho actriz, en los años noventa, como integrante de la mítica compañía "El Cancerbero", y en los 2000, como parte de la ya extinta "Teatro en el blanco". En ese período, la interpretación que hizo cientos de veces de Olga Knipper, la viuda de Chéjov, en la aclamada "Neva", la consagró según la crítica como "imprescindible del teatro", le valió un Altazor por su actuación y le brindó la oportunidad de mostrarse internacionalmente.

Trinidad González, ahora de pie, apunta a su silla de escritor como si sentándose ahí pudiera conectarse con sus emociones más profundas, más básicas, y ponerle voz a lo que cuesta expresar.

-Fue simbólico cuando me la compré -sigue-. Fue como la decisión de "llegar a puerto".

En esa silla Trinidad González escribió "La Reunión", la obra con la que debutó como dramaturga en 2012, después de que el dramaturgo Guillermo Calderón abandonara la compañía "Teatro en el blanco" y dejara una vacante que ella estuvo dispuesta a ocupar. Un empuje que, este año, la llevó a escribir, dirigir y actuar "Pájaro", su segunda pieza, donde el protagonista dice no ser un hombre, sino un pájaro, y llama a cuestionar sobre cuán aceptable es para la sociedad estar fuera del mundo.

-"Pájaro" tiene de mí el ideal de algo y la rabia. A mí me da rabia cómo se construye la sociedad. Toda la violencia que hay. La violencia de clase, la violencia de poderes que se impone. Las guerras. La destrucción me provoca rabia -dice-. El pájaro es mi manera de canalizar esa rabia. De cierta forma, yo he logrado vivir bajo mis propias reglas dentro de un mundo que funciona, al cual yo acepto, en el cual yo me desenvuelvo. Pero he podido decir "esto lo quiero y esto no". Y me parece que esa libertad, que puede parecer obvia, no es tan obvia.

Con "La Reunión" y "Pájaro", Trinidad González, a los 43 años, se ha hecho un camino como dramaturga en el mundo. Su escritura ha subido a escenarios en España, Estados Unidos, Brasil y Portugal, y ha sido aplaudida en círculos especializados. Recién fue invitada a participar, junto a seis dramaturgos del planeta, en el "Pen World Voices Festival", en Nueva York, la reunión literaria más importante de Estados Unidos -que ha tenido entre sus invitados en versiones anteriores a escritores como Paul Auster y Ryszard Kapuscinski- y en el Encuentro anual de Dramaturgia latinoamericana, organizado por la reconocida compañía Tablado de Arruar, en Sao Paulo.

La silla, la silla de escritor, es de los pocos objetos decorativos de su living que reconoce haber comprado en Chile. Las demás figuras, dioses, máscaras, muñecos y piedras, amontonadas en un mueble de varias repisas, son registro de su itinerancia por el mundo. Un tributo a la vida medio nómada que llevó hasta hace un tiempo atrás. Están en repisas, y no en las murallas, desde que llegó a su vida Simón, su único hijo, de 3 años -fruto de la relación con su ex pareja, Camilo Castaldi, el vocalista de Los Tetas- para que él recorriera la casa sin tener que privarse de tocarlo todo. Las paredes desocupadas...

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