En la trinchera del covid-19
"Cada día es como una batalla".La frase de la médica urgencista Iria Miguéns (34) resuena angustiada y cansada al otro lado del teléfono. Pasa la medianoche en Madrid. La profesional, quien es directiva del área femenina de la Sociedad Española de Medicina de Urgencias y Emergencias de Madrid, recién viene llegando a su casa desde el hospital madrileño donde cumplió con su jornada de trabajo. Desde el 14 marzo, cuando el gobierno decretó el estado de alarma y el confinamiento de los ciudadanos, ella y el resto de los profesionales de la salud de todo el país no han tenido tregua. Especialmente Madrid, que se convirtió en la comunidad autónoma más golpeada por la pandemia de la península ibérica."Lo que estamos viviendo es medicina de guerra. Así de simple. Es algo que sorprendió y sacudió lo que creíamos saber (...) todo ha cambiado: desde la forma en que se organizan los centros hospitalarios hasta nuestro acercamiento con los pacientes. En solo tres semanas los hospitales se han desbordado, los espacios físicos se han hecho insuficientes, las manos también... Nos enfrentamos a un virus altamente contagioso que también puede afectar a quienes tratamos a los enfermos", dice Iria Miguens. Tiene razón. Según informaciones oficiales el 12% de los infectados pertenecen al personal del área salud."Yo llego todos los días a casa con miedo de haber agarrado el virus. No he caído por suerte. Pero, a diferencia de otros compañeros que están casados y tienen hijos, yo vivo sola. Mi deseo y miedo es no poder trabajar, porque la verdad es que hacemos mucha falta ahora, más que nunca", comenta Iría, quien trabaja en un hospital que es un centro de referencia en Madrid. No menciona su nombre por órdenes del Servicio Madrileño de Salud. Pero es un edificio que está ubicado en las cercanías del Parque de El Retiro y tiene capacidad para 1.400 camas. Ahora prácticamente todas las plantas de las distintas especialidades solo están albergando a pacientes con covid-19 y hay sectores reducidos donde se atienden otras patologías urgentes. La idea, explica, es que sean los mínimos, reducir cirugías y tratamientos programados para evitar infecciones dentro del hospital.Aunque hace un mes ya existía casi un centenar de casos diagnosticados en España, la sombra de covid-19 no parecía tan abrumadora ni oscura. Iría recuerda que todo se trastocó la primera semana de marzo. "De un día para otro empezamos a tener muchos positivos. Nos dimos cuenta que era más grave que una emergencia común, luego de dos o tres días notamos que esto se estaba desbordando (...) Fue exponencial y en menos de 48 horas el hospital había cambiado la estructura, las personas habíamos cambiado la forma de ver, de trabajar, de sentir; todo".Iria guarda silencio y agrega:"En este caso llegamos tarde. Debimos haber activado todas las medidas de cuarentena, de protección y servicios sanitarios, con mucha antelación. Italia no deja de ser el espejo de lo que es España. Sabíamos lo que estaba pasando. Pero no es tiempo de reproches. Reflexiones ni siquiera, se harán luego. Bueno, mi consejo a partir de lo que ha sucedido es anticipar, y ver lo que...
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