Tres días en el FIN DEL MUNDO - 29 de Marzo de 2015 - El Mercurio - Noticias - VLEX 562653886

Tres días en el FIN DEL MUNDO

Con un café aún humeante entre las manos, ya en bahía Ainsworth solo queda agradecer. Frente a mis narices está el lugar donde el Marinelli -el tercer glaciar más grande de Chile- se desparrama en gruesos témpanos sobre un mar eléctrico.

Tómenlo como una confidencia. Hacía tiempo que quería conocer Tierra del Fuego. Pero no las pampas ventosas con sus casas de lata y exceso de ovejas, sino los fiordos, bahías y ventisqueros del lugar en el que estoy ahora: Brecknock, la península dominada por la cordillera Darwin, el expresivo cordón (continuación de los Andes) que se extiende entre los montes Sarmiento y Bove, cerca de Ushuaia. Uno de los lugares más desconocidos de nuestro país. Y, por lejos, uno de los más remotos.

Pese a su desconcertante belleza y relativa cercanía con Punta Arenas, la cordillera Darwin -coronada por un campo de hielo de más de dos mil kilómetros cuadrados y al menos seiscientos glaciares, algunos aún sin nombre- ha sido poco visitada. Y no fue sino hace unos años que seis militares, del Grupo de Alta Montaña de Chamonix, lograron cruzarla de extremo a extremo. "No había mapas reales de la región y, una vez ahí, todo era muy diferente a lo que imaginábamos", diría el comandante de la expedición que alcanzó hitos como el Shipton, el monte más alto en la zona (2.649 metros) y que lleva el apellido del célebre montañista inglés que permitió la conquista del Everest. El mismo que fotografió la supuesta huella del Yeti. Y el que aseguró que, en su viaje a Tierra del Fuego, había divisado un monstruo albino.

Si la clásica postal de Tierra del Fuego son las pampas interminables, aquí le geografía es completamente distinta. Por todos lados marcada por gigantescos glaciares que se desarman en pedazos de hielos que flotan sobre diáfanos fiordos. También por densos bosques que crecen desafiando la gravedad.

El clima aquí hace lo suyo. Como está bajo el efecto de la corriente fría del Cabo de Hornos y la corriente Circumpolar Antártica (CCA), esta zona es más fría que otras ubicadas a latitudes similares. Por eso aquí cae más nieve y es lo que explica la abundancia de ventisqueros y glaciares.

Llegar no es fácil. Y, aunque lo lógico es hacerlo por mar, hoy en día no más de tres empresas ofrecen (con distinta regularidad) viajes desde Punta Arenas a Almirantazgo. Cierto es que, de aquí a unos años, a algunas de estas maravillas se podrá acceder por tierra. Eso cuando esté listo el camino que conectará Vicuña con Estancia Yendegaia. Dura vía que, pese tener poco más de 600 kilómetros, fue iniciada en 1994 y recién estaría lista hacia el año 2019. Todo pese al encomiable esfuerzo del Cuerpo Militar del Trabajo, particularmente duro en la sección que conectará el lago Fagnano con un diminuto punto sobre Almirantazgo: caleta María. El lugar desde el que se podrán realizar exigentes trekkings a una región que nada tiene que envidiar a Torres del Paine.

Deben ser las diez de la mañana. No llueve fuerte, pero llueve.

Montados en un rápido Zodiac, quien escribe y el resto de los viajeros alcanzamos la playa de la bahía: el primer hito en...

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