Tres décadas de la UDI sin Jaime Guzmán
Era la primera semana de marzo de 1991. Jaime Guzmán venía llegando a Santiago tras pasar, como casi cada verano, unos días en el hotel Miramar, y se reunió con Andrés Chadwick. Salieron, como acostumbraban a veces, a caminar. Guzmán le contó de sus vacaciones y sobre todo le habló de sus visitas en febrero al convento de las Carmelitas de Viña. De pronto le dijo a Chadwick que llevaba tiempo pensándolo, y que había tomado una decisión: renunciar al Senado para retirarse a un claustro, a vivir en un convento.Esa idea no era nueva, Chadwick -diputado hacía un año- y muchos cercanos se la habían escuchado varias veces. Un viejo amigo del senador afirma hoy que cada vez que se aburría de la política, Guzmán jugaba con la idea de la partida. Pero esta vez sonaba muy concreto. Chadwick estaba impactado. Sintió que era una decisión meditada, con plazo acotado y próximo. La pregunta que le daba vueltas era qué pasaría con la UDI. Pero Guzmán sentía que el partido tenía raíces, y le agregó que no se sentía fundamental y que al Senado ya no sabía cómo volver, porque estaba en otra sintonía. Le pidió confidencialidad.Parecía un giro definitivo a una conversación que había tenido con Pablo Longueira un año antes. Revisaban los planes del partido para los próximos años y el entonces diputado por San Bernardo le dijo que no tenían mucho destino sin candidato presidencial para 1993. "Tenemos 14 diputados, Renovación 3; dos senadores, ellos 13, y nos pueden poner la pata encima". Guzmán le respondió que sí tenían. "¿A quién?", le preguntó Longueira. "Yo", le dijo. "Si tengo que serlo, estoy disponible".Pero dos meses después fueron surgiendo otros nombres, como la idea de una candidatura presidencial transversal de Gabriel Valdés, y la opción de que Guzmán lo fuera -que también oyeron otros cercanos al senador- se fue diluyendo.Unas semanas después de su diálogo con él, Chadwick, junto a Pablo Longueira y Juan Antonio Coloma -el núcleo duro del senador- estaba la madrugada del 2 de abril en la casa de Jovino Novoa respondiendo en concreto a la pregunta de cómo seguirían adelante sin Jaime Guzmán: unas horas antes lo habían asesinado.Unas semanas antes alguien le había preguntado a Guzmán sobre qué hombros descansaría la UDI si él no estuviera. "Simple", contestó. "Jovino, Pablo, Andrés y Juan Antonio".Tres décadas después sus caminos se han separado, solo Coloma participa activamente en la UDI como senador. Chadwick pasó el momento más difícil de su vida política tras el estallido y las acusaciones al Gobierno -del que era ministro del Interior- de violar los derechos humanos, Longueira no pudo regresar al partido por su caso judicial pendiente y Novoa está en el sur con la salud delicada y tras dejar atrás un episodio por el caso Penta por financiamiento irregular de la política.La estructura monolítica de la UDI se fue diluyendo, pero fueron varios los años que logró continuar a partir de la noche en que sus "coroneles" decidieron pactar que esas dos balas en el pulmón y el hígado, que recibió Guzmán saliendo del Campus Oriente, no matarían a su partido.La última despedidaA veces Jaime Guzmán hablaba...
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