Tras 800 años, Gran Bretaña se pregunta: ¿Necesitamos una Constitución escrita? - 15 de Junio de 2015 - El Mercurio - Noticias - VLEX 573779858

Tras 800 años, Gran Bretaña se pregunta: ¿Necesitamos una Constitución escrita?

Sin embargo, a pesar de dar a luz a los principios del debido proceso y los derechos igualitarios bajo la ley, Gran Bretaña jamás encontró la oportunidad para codificar una Constitución propia. Ahora, cuando esta antigua nación está experimentando una angustia estilo adolescente, muchos británicos se preguntan si ya es hora de cambiar eso.

Gran Bretaña es una de solo tres democracias importantes que carecen de constituciones escritas formales. Su imperio ha ido y venido, ha triunfado en guerras mundiales, y aun así nunca ha necesitado al parecer una Constitución escrita.

No obstante, la nación rara vez ha enfrentado el tipo de desafíos fundamentales a su identidad que está enfrentando hoy. Escocia casi divide el Reino Unido en un referéndum independentista en septiembre pasado, y tal vez trate de hacerlo de nuevo después de la victoria electoral aplastante que obtuvieron los nacionalistas el mes pasado. Gran Bretaña en general pronto tendrá que decidir si es parte de Europa. Y debido al peculiar sistema electoral del país, los comicios parlamentarios produjeron quizás los resultados más distorsionados en la historia británica.

Ese cúmulo de problemas ofrece pocas respuestas fáciles. Los defensores de una Constitución escrita sostienen que es probable que ninguno de los grandes problemas se resuelva, a menos que Gran Bretaña haga lo que otros lograron hace mucho tiempo y pase por el difícil proceso de establecer por escrito algunas reglas básicas.

"Tenemos una larga tradición de ayudar a otros países a hacerlo, sin reconocer que necesitamos hacerlo nosotros mismos", manifestó Jeremy Purvis, miembro de la Cámara de los Lores y quien presentó un proyecto de ley que si es aprobado produciría una convención constitucional. "Pero este es el momento".

La búsqueda

La verdad es que Gran Bretaña tiene una Constitución, aunque solo los expertos legales más sofisticados pueden encontrarla.

En lugar de un documento que pueda ser agitado por los políticos para lograr un efecto dramático, la Constitución británica está esparcida a través de la ley común, las actas del Parlamento, y las obligaciones de los tratados y convenciones históricas de siglos. Mucho es tácito: no hay, por ejemplo, ninguna descripción laboral formal para el Primer Ministro, y el Parlamento llevó a cabo una investigación de varios años durante el último período parlamentario para resolver eso.

"La gente debería conocer las reglas del ejercicio del poder en su nación", señaló Graham...

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