Torres del Paine para principiantes
El camino más rápido
El día anterior fue una buena antesala para conocer esta zona: desde el muelle de Puerto Natales, había zarpado con la embarcación Agunsa que sube por el río Serrano hasta llegar a Pudeto. Las gélidas aguas de la Patagonia demostraron su fuerza en el tramo final de la navegación, donde el catamarán que cruza el lago Pehoé hasta el Refugio Paine Grande rebotaba incesantemente contra la marea. Era una forma más natural de acercarse al parque Torres del Paine, comparada con las veces anteriores en que había llegado a esta área por tierra. Un nuevo método que iba en la línea de lo que sería el resto de este viaje: ¿qué excursión alternativa hacer en este parque, fuera de las icónicas rutas de la W y la O? ¿Hay otra forma de recorrer la zona del Paine Grande sin tener que completar aquellos circuitos?
Después de aquel día de navegación, ya instalada en el refugio, y mientras veo cómo hoy el cálido sol del verano ilumina por completo las Torres, me preparo para seguir una de las rutas más prometedoras. Según el guía que me acompaña durante este primer día outdoor, hay un camino al que debo prestarle especial atención: el tramo que va desde aquí hasta el Campamento Italiano -puerta de entrada al Valle del Francés- tiene la particularidad de ser la ruta donde se cubre más terreno dentro del parque en menos tiempo. Durante los 7,6 kilómetros que llevan desde el refugio hasta el campamento, hay una huella perfectamente marcada que rara vez tiene pendientes. Es decir, para los más sedentarios, esta es la forma ideal de introducirse en la exploración del macizo del Paine Grande.
El Campamento Italiano se ubica en pleno corazón de la W, así que me esfuerzo por ver las siguientes cinco horas de caminata (entre ida y vuelta al refugio) como un ejercicio de reconocimiento: hace algún tiempo, con motivo de una charla de Rodrigo Jordán había oído que el sendero que parte en el Campamento Italiano hacia el Valle del Francés era uno de los más bellos e imprescindibles en esta área, pero que su acceso dependía de las condiciones climáticas. Hoy estaría por corroborar en terreno esa experiencia.
Al comienzo del trekking al Campamento Italiano, el lago Pehoé y sus 22 kilómetros cuadrados de superficie se desparraman en las costas por los fuertes vientos que han estado metiendo bulla desde la noche anterior. Por ahora, a las 8:30 de la mañana, la ventolera pareciera haber disminuido un poco su intensidad, aunque de todas formas alcanzo a divisar a lo lejos a unos gringos corriendo tras su carpa en el camping que rodea al refugio Paine Grande. Cubro mis oídos con una bufanda y durante los primeros minutos la caminata se vuelve sorprendentemente liviana, mientras avanzo distraída por las olas del Pehoé y la panorámica hacia las torres (hoy están tan despejadas que consigo fotografiarlas sin que aparezcan las típicas nubes que suelen taparlas).
Pasada la primera media hora, la huella va alejándose del lago, y a medida que lo hace el viento se siente más fuerte, y el terreno más complejo, siguiendo un leve ascenso. Lo de "leve" se traduce en al menos unos...
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