La tormenta del mayor Cereceda - 1 de Octubre de 2011 - El Mercurio - Noticias - VLEX 321672735

La tormenta del mayor Cereceda

El de Cereceda, en un rincón a pocos metros de el de Carlos Herrera Jiménez, autor confeso del asesinato de Tucapel Jiménez; en diagonal al de Eduardo Iturriaga Neumann, director asistente de la Dina y cerca de el de Álvaro Corvalán Castilla, jefe operativo de la CNI, está vacío.Â

La cantidad de vidas tocadas por la marcha que el 18 de mayo de 2005 iniciaron dos compañías del batallón del Regimiento Reforzado número 17 "Los Ángeles" parten con los 45 jóvenes, soldados, muertos, congelados, en los faldeos del volcán Antuco, pero no terminan con ellos. Sus familiares, centenares de personas, llevan seis años de luto, con secuelas psicológicas, dos suicidios entre sus filas, varios más con enfermedades de estrés, un puñado de ellos con cáncer que le atribuyen al golpe de haber perdido, en un día, sin aviso, a un hijo, hermano o nieto.

En el otro lado de la balanza está la vida de los Cereceda Truan. Patricio, 45 años, mayor en retiro, único de los condenados por la tragedia que llegó a cumplir tiempo en la cárcel: cinco años y un día, por el cuasi-delito de homicidio de los conscriptos y abandono de deberes militares. Su esposa, Lorena Cornejo, odontóloga, estuvo junto a él durante el largo juicio, intentando mantener, entre recaídas psicológicas y el acoso de la prensa, la normalidad de sus tres hijos. Se separaron físicamente el 15 de enero de 2008, cuando él ingresó al penal Cordillera para ser trasladado, dos días después a Punta Peuco.

Pese a que el matrimonio venía con problemas de antes de la tragedia de Antuco -se habían ido a vivir a Los Ángeles en un último intento de arreglar las cosas-, ambos se mantuvieron juntos durante los primeros meses de encierro. Las discusiones sobre cómo plantear la defensa del caso judicial los tensionaron mucho: ella le insistió hasta final que era un error proteger a los mandos superiores en la serie de errores que desembocaron en la fatídica marcha de mayo de 2005.Â

-Pero él estuvo siempre muy presionado por el Ejército y cargaba todo el discurso de "honor" de no echarles las culpas a más gente, de asumir sólo su parte de responsabilidad -dice un cercano a Cereceda, que había crecido con mentalidad castrense: su padre es un mayor en retiro y dos de sus hermanos son parte de ejército actualmente.

El empuje de Lorena le costó enemistarse con generales y, finalmente, ella abandonó su puesto de trabajo: se desempeñaba como odontóloga en la institución.Â

-De todas formas ella no lo convenció ni de...

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