Todos quieren a Darling Harbour - 13 de Noviembre de 2022 - El Mercurio - Noticias - VLEX 914427551

Todos quieren a Darling Harbour

"P odemos ir a Chinatown. O al acuario. ¿Fuiste al jardín chino? Espera, conozco el mejor korean barbecue de Australia. Cerca de ahí venden unos pasteles increíbles. ¿Te gustan los postres? Si no, hay más opciones dulces. ¿Viste los teatros en el muelle?".Nicholas Effendi habla con la emoción de quien realmente ama el lugar donde vive. Mi respuesta a todas sus preguntas (primera vez en Sydney; aquí por trabajo) es no. Trato de no desanimarlo, pero su entusiasmo es inquebrantable. Tiene 36 años y es creador de contenido digital: suma sobre 200 mil seguidores entre Youtube, Instagram y TikTok. Junto a su mujer, Helmi, tienen el canal Nick and Helmi, donde cuentan qué comer y hacer en esta ciudad, donde viven hace más de 20 años. Nick renunció a un trabajo de oficina y vive de hacer videos. Por eso, cuando habla y gesticula, siento que veo al "personaje" de Youtube. Con el paso de las horas entiendo que su entusiasmo por Sydney es real."Vamos en tren. O en ferry. O taxi... ¿Conoces los water taxis ?".No da tiempo para responder, y dice que es mejor caminar. Vamos a Darling Harbour, sector turístico que también atrae a los propios vecinos de la ciudad. Ahí hay desde comida, parques, discotecas y hoteles hasta museos, y está al medio de Sydney, en el Central Business District (CBD). Además es amigable para los peatones como Nick.Buena parte de las calles del centro de la ciudad tienen una pendiente aceptable, hasta que aparece una similar a un cerro. Siempre hay alternativas para llegar al sector. Unos días más tarde, después de probarlas todas, podría afirmar que el ferry es la mejor. El barco recorre la bahía y, más que medio de transporte, se siente como un paseo turístico: todas las fotos que se toman aquí se ven bien, mientras nos alejamos de la Opera House.Los turistas se acomodan en el segundo piso, donde no hay ventanas, se escuchan los pájaros y todo alrededor parece la portada de un puzle. Adentro, en asientos cómodos y limpios, los pasajeros usuales revisan sus celulares en silencio o trabajan en sus computadores, mientras el barco se mueve con agilidad. Pero todo esto tiene su precio: el mínimo para cargar una Opal Card, la versión local de la Bip¡, son 20 dólares australianos (unos 12.000 pesos). Con esta tarjeta se pueden pagar todas las opciones de transporte público y así, alternar: por ejemplo, llegar de día a Darling Harbour en metro e irse de noche en ferry .Esta vez, con Nick, llegamos caminando y, a primera vista, el exceso...

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