'A todo arte': libro rescata obra crítica de Waldemar Sommer
REMBRANDT Y EL CARAVAGGIO
-Un maestro notable del barroco, polémico y perturbador, fue Caravaggio. Un agudo observador de la realidad que se adelantó a su tiempo: pintaba incluso vírgenes y santos inspirándose en delincuentes y prostitutas.
"Él se puede considerar el padre del realismo del siglo XVII. En sus cuadros demuestra una fidelidad admirable a la realidad del momento. Sabe sintetizar muy bien y destaca prioridades formales. Y toma, en efecto, como fuente al pueblo más vulgar, aunque se trate de una pintura estrictamente religiosa. Así llegó a recurrir a una conocida prostituta como modelo. Esa extraordinaria capacidad de retratar lo real lo lleva, incluso, a observar que en una naturaleza muerta -en unas hojas de fruta- se pueda percibir una peste que él mismo sufría. Pero su aporte principal es el empleo de un claroscuro muy contrastado o tenebrismo. Su enorme influencia marcó todo el siglo XVII; desde Velázquez hasta Rembrandt se beneficiaron de él y sus ecos los recogió la pintura cusqueña del siglo XVIII. Con Caravaggio, el claroscuro inyectó un especial dramatismo en el cuadro para destacar a los personajes principales y establecer las distintas categorías plásticas".
-Otro gran barroco, maestro del claroscuro, es Rembrandt. ¿En qué detiene más su mirada?
"En cómo el personaje evoluciona anímicamente en relación con el medio que lo rodea y sus circunstancias de vida. Se aprecia en sus autorretratos, los que en sus inicios están rodeados de éxito pero que van a desembocar en una larga historia de fracasos. Su gran riqueza pictórica es cómo soluciona el claroscuro por medio de la línea. Su numerosa serie de autorretratos -no se conoce un caso semejante- muestra la evolución cronológica no solo del pintor, sino de toda la condición humana, con sus sentimientos, anhelos, esperanzas, alegrías, éxitos, fracasos y deterioro físico.".
-¿Qué autorretrato le conmueve más?
"El que hizo próximo a su muerte, amargo, desolado, que convierte el gesto de su rostro desencantado en una mueca sarcástica de sonrisa, iluminada por una inesperada luz cruda. Algo tan trágico como ello -"El hombre riendo", 1668- quizás no lo ofrece ningún otro artista. Es de una amargura que no la he visto en la historia del arte. Porque la amargura de Francis Bacon es más combativa y desafiante. La de Rembrandt es la desolación total".
EFERVESCENTES AÑOS 60
Sommer ingresó a estudiar a la Escuela de Bellas Artes, en 1962, durante los revolucionarios años 60. Una época...
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