'Tocamos fondo'
Hoy, ve con impotencia cómo de eso ya no queda nada. "Esto de tomar garrotes y salir a la cancha a pegarle a un hincha contrario, no es fútbol. Es parte de una situación social del país en la que el estadio es la víctima. Y el fútbol más víctima aún", dice de los incidentes del domingo entre hinchas de Wandereres y de Colo Colo.
-¿Por qué cree que ocurren estas situaciones?
-El tema de la violencia en los estadios es un problema social. Es delincuencia pura. Se fue incubando desde fines de los 80 y ha ido creciendo y creciendo. Esta gente se encontró en los estadios un lugar muy fácil, escondido en la muchedumbre, para hacer sus fechorías y sentirse libre de violentar el espectáculo, de molestar a la familia. Y ha ido creciendo por una falta absoluta de competencia, para mí, de la fuerza policial y de las leyes vigentes.
-¿Es responsabilidad de la policía, no de la dirigencia?
-El fútbol es una víctima de esta violencia, y es una ilusión pretender que los dirigentes, que no tienen experiencia, y que no les corresponde, se hagan cargo. Esta violencia nace de la crisis de autoridad del país y del orden, que está muy permisivo.
-Entonces, ¿cree que se debería implementar una política de tolerancia cero?
-Yo creo que sí. Hay que tener un plan donde la parte más dura se la lleve Carabineros, en el sentido del orden y el resguardo del espectáculo.
-¿Qué responsabilidad tienen los dirigentes? ¿Por ejemplo, en las contrataciones de guardias de seguridad sin preparación?
-El fútbol ha manifestado en innumerables oportunidades que las leyes por las cuales se combate la violencia en los estadios no son suficientes. Quien tiene que hacerlas cumplir es Carabineros, no guardias. Y estos guardias que son amateurs, de servicio, de ordenar, no de contener hordas, no pueden combatir contra gente muy preparada en la violencia. Para eso tenemos a Carabineros de Chile. El sistema jurídico legal está mal diseñado.
-Pero entonces, ¿qué hacen las empresas a cargo, la dirigencia?
-Tienen que proveer los recursos económicos para poder combatir esto.
-¿Por qué cree que no se ha puesto mano dura?
-Porque no hay voluntad política para extirparlo. Y porque no saben y han pedido poca ayuda. Hay que ir a pedirles ayuda a Inglaterra, a Italia, a los países donde esto ya se erradicó.
-¿Puede ser que los gobiernos consideren impopular la mano dura?
-Primero, hay que saber a qué costo queremos erradicar este tema. Debe haber un costo razonable. Y si parte de ese costo...
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