A los 75 años, Doña Tina hace un nuevo negocio con una sandwichería móvil en la nieve - 17 de Agosto de 2014 - El Mercurio - Noticias - VLEX 524343482

A los 75 años, Doña Tina hace un nuevo negocio con una sandwichería móvil en la nieve

Un bus reciclado y enchulado con cocina y amasandería a bordo, es el último emprendimiento de Agustina Gómez Palma, más conocida como Doña Tina. La dueña del restaurante de comida típica chilena de El Arrayán, que comenzó vendiendo pan amasado en 1972 en la puerta de su casa (ver recuadro) y hoy tiene junto a sus siete hijos un imperio gastronómico. Éste incluye el restaurante, panaderías, servicio de cócteles y asados a domicilio, venta de pizzetas y empanaditas congeladas y ahora comida sobre ruedas.

El primer bus ya lo tiene instalado en plena cordillera, justo en el camino a Valle Nevado. "Durante la mañana se venden sándwiches al paso y en la tarde viene gente de los centros de esquí a comprar pan amasado recién horneado y empanadas", cuenta Carlos Olivares, el quinto hijo de Doña Tina, quien está a cargo del bus.

"Tengo hora el lunes para ir a hablar con la alcaldesa de Providencia. Ella me dijo que me instalara en el Parque Bustamante, y quiero poner otro en Estación Central. Antes que nada voy a pedir los permisos, porque aunque tengo vistas las liebres donde me quiero instalar, eso demora más", señala Doña Tina.

Empresaria inmobiliaria

Le gusta comprar propiedades en efectivo. "Compré una parcela en Talca, la hice cundir y compré otra de 50 hectáreas. Esa la vendí y me compré dos departamentos en Escrivá de Balaguer frente al río", dice Tina.

Sonríe y mueve sus manos como contando billetes. "Las propiedades hacen crecer. La parcela la compré en $18 millones y la fui pagando de a poco; después la vendí en $80 millones", afirma contenta.

Tiene una casa con piscina y vista al bosque en Algarrobo, donde no quiere ir todavía a descansar. Además tres cabañas que compró en El Canelo, una playa cercana a Algarrobo, y que puso en arriendo el verano pasado. Ya compró el terreno del lado y piensa hacer otras tres casas para entrar de lleno en el negocio del turismo.

En su pequeño imperio inmobiliario también hay dos propiedades frente al restaurante en El Arrayán. "La gente viene a ofrecerme terrenos porque piensan que soy multimillonaria. No es así, yo pago de a poco, pero pago", reconoce.

Los recursos los saca de las ventas del restaurante y por eso no lo toca. Yo no lo hipoteco, porque una vez casi lo perdimos... No da más detalles, pero su amor por esa punta de tierra en la calle Los Refugios es tal, que prefirió pasar ocho meses presa en la cárcel por haber firmado, engañada por su contador, un cheque sin fondos, antes que venderlo...

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