En la tierra del demonio de Tasmania - 11 de Diciembre de 2022 - El Mercurio - Noticias - VLEX 916236442

En la tierra del demonio de Tasmania

L a isla activa un potente recuerdo de la infancia solo con su nombre. Eran mañanas de fin de semana viendo en una tele con forma de cubo y pantalla convexa a un personaje curioso: un animal con grandes dientes, peludo e inquieto que destruía todo a su paso. Taz, el demonio de Tasmania con el que crecí.Miembro titular de la banda de los Looney Tunes, Taz impregnó el imaginario colectivo como representación de la especie que habita en Tasmania, el estado insular de Australia. Ya de adulto me invadió la curiosidad por descubrir la versión original y salvaje del marsupial, que pocos han tenido la suerte de encontrar fuera de cautiverio. Esa fue una de las motivaciones para aterrizar en Hobart, la capital estatal y segunda ciudad más antigua del país, nacida en 1803 como colonia penal del Imperio Británico.Casi 220 años después de su fundación, Hobart encanta. Lo hace por la vista, gracias a la mezcla de vanguardia e historia bien conservada de su arquitectura y urbanización, que dialoga muy bien con la naturaleza. Lo hace por los pulmones, con su aire fresco debido a su ubicación a orillas del río Derwent, cercano a la desembocadura en el mar de Tasmania.Como buena ciudad peatonal, todo queda cerca. Dan ganas de caminar por su marina, los cerros residenciales, parques y las calles del centro. La exploración citadina lleva a descubrir rincones fascinantes que, naturalmente, obligan a engrosar la lista de restaurantes, bares y cafés por conocer.El nivel de seducción de la gastronomía es irresistible. Lo que se pone en los platos de la ciudad es especial: productos orgánicos de alta calidad, de granjas locales, se someten a la creatividad de una nueva generación de chefs que han convertido a Hobart en una galería de arte culinario. Aquí se reversionan cocinas tradicionales del mundo en un estilo moderno, sustentado en el torrentoso historial migrante que caracteriza a Australia.La fuerte cultura del gin, el whisky y el vino, tan arraigada en Tasmania gracias a sus múltiples destilerías y viñedos, converge en los restaurantes de Hobart, para fluir con sabores árabes, asiáticos, latinos y mediterráneos repartidos en sus mejores barrios.Pasa en Frank , parrilla de inspiración argentina con toques mexicanos y coreanos, empoderada por la materia prima de la zona, y con una vista privilegiada hacia el embarcadero. Se come bien allí, aunque en Hobart es difícil equivocarse de mesa.El mercado de Salamanca es la alternativa barata para aventurarse en ese...

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