Tibieza de instituciones internacionales - 10 de Marzo de 2013 - El Mercurio - Noticias - VLEX 426948358

Tibieza de instituciones internacionales

El rol de organismos internacionales como el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM) fue de primera magnitud para asentar una lógica de mayor control en las cuentas nacionales de los países latinoamericanos, en especial tras la crisis de la deuda de los años 80. Las propuestas del llamado Consenso de Washington -responsabilidad macroeconómica, flexibilización regulatoria, apertura comercial, reducción de impuestos y protección a la propiedad privada, entre otras- estuvieron en línea con las políticas pioneras de Chile y permitieron que otras economías abrieran sus mercados a la inversión extranjera y aceleraran su crecimiento.

Durante la década de 1990, la mayoría de los gobiernos aceptó y aplicó estas orientaciones, lo que en general condujo a más dinamismo en los negocios, mejor ambiente para la inversión privada y más progreso socioeconómico. Cuando la inestabilidad política, la mala administración y el populismo socavaron esos fundamentos, los avances de esas economías fueron modestos. Entre fines de esa década e inicios de los años 2000, se produjo una "ola antiglobalización", en retroalimentación con el caudillismo populista. En 1999, Hugo Chávez asumió el gobierno de Venezuela con un discurso que cuestionaba la validez de los principios económicos modernos, y en Argentina una crisis institucional desembocó en 2003 en el triunfo de Néstor Kirchner. Casos similares de descontento con clases políticas ineficientes facilitaron la llegada al poder de Evo Morales en Bolivia (2006), Rafael Correa en Ecuador (2007) y Daniel Ortega en Nicaragua (2007).

La responsabilidad de cada quien y vara diferente

No fueron tanto las políticas del Consenso de Washington las que fallaron en los mencionados países, sino su aplicación parcial e inorgánica, problemas estructurales de los gobiernos, altas tasas de corrupción y un deficitario papel de los supervisores del mercado. Esto último también se aplica a las economías desarrolladas que originaron la última crisis financiera global.

No cabe culpar a las instituciones internacionales por los fracasos de determinados gobiernos que no supieron aplicar políticas pro crecimiento que han sido fructíferas en otros países. Por el contrario, las recetas que propugnan el asistencialismo y desacreditan al sector privado como motor de desarrollo solo pueden subsistir mientras los ingresos fiscales sean altos, como ocurre hoy gracias a los elevados precios de las materias primas. Cuando esos...

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