'The Crown', maternidad y poder - 29 de Noviembre de 2020 - El Mercurio - Noticias - VLEX 852390022

'The Crown', maternidad y poder

"The Crown" nos ha traído en la cuarta temporada las historias paralelas de dos mujeres gigantescas, que comparten el peso del poder y de la maternidad. Margaret Thatcher y la reina Isabel.Para Maggie, en ambas facetas, no hacer nada ( do nothing ) era la peor decisión; para Isabel, la mejor. Para una tener un hijo favorito le parecía natural; para la otra, inapropiado. La serie a través de la relación entre ellas nos obliga a todos a pensar en nuestras convicciones políticas y en nuestras obligaciones paternales.Para la reina, el poder consiste en aconsejar y apoyar; para la primera ministra, en hacer y decidir. Ambas quieren sanar a Inglaterra de su decadencia, pero una a partir de una maternidad cariñosa; la otra, desde una maternidad exigente.Mientras la reina teme que las medidas liberales de Thatcher sean una quimioterapia insoportable para la enferma Inglaterra, la primera ministra sostenía que "curar Inglaterra con más socialismo era como curar una leucemia con sanguijuelas". Para la reina, su principal preocupación era "la gente"; para Maggie, la "gente" no existía, solo existen las personas y sus familias.La actriz Gillian Anderson interpreta bien a Maggie y nos evoca la descripción que Miterrand hizo de ella: "Tenía los ojos de Calígula y los labios de Marilyn Monroe". Los rusos, en cambio, la denominaron "La dama de hierro" y así la recordará el mundo.Netflix no nos cuenta que ella ganó tres elecciones seguidas y que en la tercera sacó más votos que en la primera. Recibió en 1979 una Gran Bretaña postrada y la entregó erguida y a la cabeza del mundo libre.El Reino Unido estaba en franca decadencia. Endeudada: con inflación de 2 dígitos; extorsionada por una dirigencia sindical irresponsable que vivía en huelga y a expensas del resto de los ingleses, y con una industria estatizada e ineficiente, que en vez de crear riqueza la destruía. En 1979, Alemania e Italia, derrotadas en la Segunda Guerra, habían superado económicamente a Inglaterra, que había vencido. El laborismo socialista había destruido la economía, la libra esterlina y el orgullo inglés.Un político británico con algo de cinismo y mucho de humor negro describió este panorama desolador en una frase: "Éramos básicamente como Corea del Norte, pero sin la esperanza".Entonces llegó Maggie, la hija de un comerciante modesto, que desde muy joven debió combinar sus estudios con el trabajo (una "facha pobre" dirían por acá). Ganó una beca a Oxford, donde estudió Química, y...

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