El testimonio: algunas características para su recepción. - Núm. 33, Enero 2005 - Cyber Humanitatis - Libros y Revistas - VLEX 56739157

El testimonio: algunas características para su recepción.

AutorBernaschina Sch
CargoLos asesinados del seguro obrero de Carlos Droguett y Tejas Verdes de Hern

La siguiente exposición pretende ahondar en el concepto de testimonio, dando cuenta de algunas de sus características para consideradas al momento de su recepción, sobre todo en torno a la insinuación de estas en textos que superficialmente no las enuncian. Como es frecuente, este deslinde presentará otras consideraciones y presupuestos que no serán sistemáticamente expuestos, ni menos resueltos, pero que dejan abiertas varias direcciones de investigación para una discusión posterior.

De todos modos, una de las premisas que subyace a toda la argumentación aquí desarrollada, guarda estrecho vínculo con la suposición de que en los textos testimoniales, confesionales, autobiográficos, etc., existe un contenido latente o profundo no del todo codificado, que logra insinuarse en diversas marcas textuales; tales como la configuración del sujeto, la disposición de los acontecimientos, las afirmaciones y negaciones, contradicciones, disgresiones, entre otras. Estas insinuaciones configuran a este tipo de escrituras como una clara amenaza para la hegemonía, en la medida que pueden establecer una disrupción sobre la red discursiva del archivo[II, permitiendo al receptorcuestionar(se) elaparataje retórico del poder y su verdad consensual.

Para la demostración, aunque de ninguna maneratotalizante ni excluyente debido al carácter singular del testimonio que subyace a las diferentestextualizaciones, me he centrado en el análisis de dos escritos de carácter narrativo, que, desde sus diferencias propias [2], evidencian algunos de estos rasgos testimoniales en común. Estos textos corresponden a Los asesinados del seguro obrero. Crónica de CarlosDroguett y Tejas Verdes. Diario de un campo de concentración en Chile de Hernán Valdés [3]. Ambos textos vinculados por el tema de la matanza y la oficialidad de esta, la necesidad de dar cuenta desde una atestiguación ilegal la atrocidad de los modos de represión y la imposibilidad de decir directamente los hechos, en tanto la "verdad" (múltiple y contradictoria), en la dimensión de lo dicho (o sutextualización), ha pasado previamente por una serie de filtros legales y legitimos que recubren con silencio y un criterio deindecidibilidad toda experiencia posible.

El itinerario del siguiente trabajo presenta tres momentos. El primero discutirá la condición parasitaria del testimonio, encuanto experiencia singular que necesita inevitablemente de otro tipo de discursos para actualizarse. Un segundo momento que reposa sobre esta misma situación de laindeci(di)bilidad del testimonio como problema ético, en contraposición a su vinculación retórica con el género judicial. Y, finalmente, un breve análisis de latravestización formal de este tipo relatos para ingresar, de algún modo, en el archivo y constituirse como posible documento válido de la testación de una experiencia.

[4] puedo establecer una serie de elementos básicos para caracterizar al testimonio.

Primero, es necesario señalar que la aseveración es una característica constitutiva, debido a que el testimonio se presenta (si eso es realmente posible) como mediador o transmisor de una certeza o de una verdad. Verdad sobre la que debe dar cuenta y que sucede, única y exclusivamente, ante un criterio de legalidad y legitimidad que se le otorga al sujeto de la enunciación o al objeto (prueba) desde otra instancia; ya sea la confianza de la audiencia, la nobleza misma del que enuncia o algún decreto o institución que to avale. De tal modo, resulta claro el vinculo del testimonio con un ámbito documental [5], a la vez querelatorio [6]. Alguien debe relatar a alguien un suceso certero o verdadero (no únicamente verosímil [7]), para dar cuenta de él ante una instancia legitima y legitimadora.

Observando lo aquí deslindado, es posible resaltar también que el testimonio deviene impostura, puesto que exige una narración y una escucha, a la vez que una (re)construcción. (Re)construcción que se instala desde la difícil posición de un narradorautodiegético --en términos deGenette [8]--, donde la actitud de narrar se vuelca sobre sí misma, intentando no ausentarse en la doble acción (acción de presentarse en lo narrado y en el narrar). Lo que plantea una relación afectiva y ética en su exposición. A diferencia de un narrador homooheterodiegético, la distancia entre el sujeto de la enunciación y el sujeto del enunciado se reduce, al punto de eliminar cualquier "objetividad" posible ante los hechos sucedidos. Además, es necesario mencionar y argüir, también, el carácter de artificio y/o artefacto que adquiere el testimonio, sobre todo por su vinculación retórica y la adscripción a otro discurso legitimador. En los casos de Los asesinados del seguro obrero y Tejas Verdes, será la memoriacontrahegemónica denunciante de una matanza legitimada y silenciada oficialmente, en el primer caso, y, en el segundo, los excesos de la detención, tortura y desaparición de una dictadura militar.

Por último, relacionando las definiciones con su origen etimológico [9], debo referirme al testigo, como la presentación de una presencia, desde la legitimidad legal del conocimiento de algo, vinculada a una argumentación o una inferencia; por lo tanto, una relación lógica y normativa. En otras palabras, el criterio de legitimaciónexperiencial de lo oído, lo visto y lo vivido es puesto en funcionamiento, a través de una reelaboración y codificación lingüística en una situación de comunicación determinada. Además, está la relación del testigo con el verbo testar (dellat.testis, desde el cual surgen los diversos conceptos de atestar, contestar, detestar, protestaretc), el cual dentro de sus definiciones posee la atractiva acepción de "tachar, borrar", lo que vincula irremediablemente al testimonio con un discurso sobre-escrito, originario [10], e incluso obsceno [11], puesto que trae a la presencia --o al menos lo intenta-- relatos o narraciones que no están en escena para re-construir un acto [12]. En Los asesinados del seguro obrero esto queda en clara evidencia durante las primeras líneas del texto, cuando el narrador dice: "Amigos míos, no les parecerá bien a ustedes que yo hable sobre eso terrible y rápido que ocurrió en la ciudad hace un año exacto" (Droguett, 1940:19), donde se plantea como el portavoz de lo obsceno, de algo que no debería ser recordado y menos contado.

Ahora bien, deteniéndome sobre el reiterativo concepto de legalidad que cruza al testimonio, surge el vinculo con el discurso judicial-procesal[13], el que reclama (solicita) a una asamblea, foro, juez, jurado, auditores, etc., para desplegarse. Así, el sujeto de la enunciación de Los asesinados del seguro obrero utiliza constantemente en su texto la expresión "Amigos míos", con la que apela directamente a un receptor colectivo, asamblear, que debería actuar como jurado. Desde esta perspectiva, el testimonio no sucede como un discurso en sí mismo, salvo en el acto de su relato.

En consecuencia, esta adscripción al discurso forense, plantea una doble realidad y un doble conflicto. Por un lado, el testimonio porta un problema jurídico, ya que reclama un juicio, un análisis y posterior decisión arbitral (y arbitraria) que apruebe o rechace lo narrado en torno a los hechos que convocan el proceso. Y por otra, el discurso judicial, al reclamar, introduce también un cuestionamiento filosófico, eminentemente ético, ya que se vincula con el Otro, el rostro[14], y, en este sentido, resulta un acto puramente interior, incapaz de expresarse hacia fuera, ni tampoco de mantenerse dentro[15]. Contiene la imposibilidad de la expresión (en todos sus sentidos posibles). El testimonio, por consiguiente, "es despojo"[16] y deposición ética y especulativa[17]. De tal modo, no puede haber ejemplaridad nisimbolicidad en este. No es como el testimonio jurídico, el que basado en la "con-fianza" de su legitimidad, puede utilizarse argumentalmente como prueba (pisteis). En este caso, la ejemplaridad y/o lasimbolicidad en el testimonio remitirían a una regla, a una norma y en definitiva a una ley (lege), en tanto a una legitimidad y a una legibilidad. Ante este despliegue doble del testimonio es vital notar la presencia inevitable de unaparadoxa[18] que lo atraviesa y constituye desde el origen.

Tomando en consideración lo expuesto hasta el momento, resulta clara la afirmación de Leonidas Morales al decir que es un error concebir al testimonio como género[19], ya que "el testimonio es una clase de discurso cuyas propiedades son perfectamente reconocibles en sus diferencias, pero se distingue de las clases de discursos que son géneros por el hecho de que sus propiedades no son históricas. Más exactamente: es un discursotranshistórico. Y no lo afectan para nada en esta condición las variaciones 'históricas' de su contenido". Como también resulta un discursotransgenérico, debido a su interesante condición parasitaria: "El testimonio tiene una sola posibilidad de ser actualizado dentro de la institución: como discurso parásito, o incorporado, es decir, desplegado por, y en el interior de, alguno de los discursos genéricos existentes."[20]

Por lo tanto, podríamos considerar la afirmación de Morales de que no existe el género (histórico) testimonial. El testimonio es un relato, frente a los otros que son narraciones, puesto que el...

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