El tesoro de caparazón rojo - 13 de Junio de 2016 - El Mercurio - Noticias - VLEX 642282129

El tesoro de caparazón rojo

También lo sabe Isaías Lemus, compañero de oficio y propietario de varias embarcaciones, quien se ha curtido con duras temporadas en sus 35 años de labor en el rubro. Su máxima es que el clima siempre manda.

-A veces hay temporales de viento de 100 a 150 kilómetros por hora que no permiten salir a faenas. Al mar hay que tenerle respeto.

Lo dice porque se ha visto enfrentado a situaciones límite en las que su embarcación ha estado a punto de zozobrar en medio de algún furioso temporal en las gélidas aguas del extremo austral. Tanto se mueve la embarcación al son de las olas, que los estanques chupan aire, dejan de recibir petróleo y corre el riesgo de hundirse.

Todos, riesgos y sustos cuya recompensa tiene un caparazón rojo, carne blanca y fina textura al paladar que la convierten en un manjar apetecido en los más refinados restaurantes del país y en mercados como el norteamericano, europeo y asiático. Por estos días, pescadores y armadores trabajan afanosamente en preparar sus lanchas para zarpar en la última semana de junio a la caza de ese tesoro. No descansarán hasta el 30 de noviembre, cuando la temporada extractiva de la centolla culmine.

La imagen se repite en varaderos privados y en la caleta de pescadores, donde decenas de embarcaciones son pintadas, sometidas a mantenimiento y a arreglos mecánicos. También reparan trampas cónicas de fierro para atrapar la centolla, que ingresa a ellas atraída por la carnada de bacalao o merluza y luego no puede salir al quedar sus patas atrapadas en las redes.

Lemus dice que la actividad se está volviendo más compleja.

-Hace dos años sacábamos a 50 o 70 metros. Hoy se está pescando a más de 100 o 200 metros. En nuestra ignorancia pensamos que el tema acá es de la temperatura del agua, quizás el cambio climático igual influye, porque centolla hay.

Durante los próximos cinco meses serán 400 embarcaciones y sobre 1.500 pescadores artesanales los que estarán dedicados a arrebatarle al mar la que es considerada la "majestad" de la pesca artesanal.

En dicho lapso, encerrados en embarcaciones de no más de 12 metros de eslora, con tripulaciones que varían entre tres y cinco personas, la única visita que recibirán será la de las lanchas "acarreadoras", que cada semana recogerán las centollas extraídas y los abastecerán de víveres y combustible. A sus familias no las...

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