Los tensos tres días en que Fuente-Alba selló su presente judicial
"Tome asiento". Juan Miguel Fuente-Alba, de terno, se mostraba tranquilo. Eran las 9 de la mañana del 13 de febrero y en su despacho lo esperaba la jueza Romy Rutherford.No era la primera vez que se enfrentaba a una investigación por su patrimonio. Desde 2016, tanto el ministro en visita anterior del caso que ahora lleva la magistrada Rutherford, Omar Astudillo, como el Ministerio Público lo interrogaron por estos temas que para él eran recurrentes: sus inversiones, depósitos, compra de vehículos y adquisición de bienes inmuebles. Estuvo siendo investigado estos tres años, pero nunca había sido procesado ni formalizado. Tampoco los gastos reservados del Ejército habían sido el foco de esas declaraciones.El ex comandante en jefe del Ejército entre los años 2010-2014 se sentó frente a la magistrada, que indaga el caso bajo las normas de la Justicia Militar. Todas sus palabras quedarían registradas a través de la secretaria del tribunal, que oficiaba como ministra de fe.Él se veía seguro y cordial. Así lo señala Rutherford en el informe que envió a la Corte Marcial, en el marco de un recurso de amparo que fue rechazado, que presentó la defensa de Fuente-Alba: "La declaración se desarrolló con absoluta normalidad, en un ambiente tranquilo, de cordialidad y en el contexto de una evidente intención del inculpado de responder todas las consultas que se le realizaban y de colaborar con la investigación".Mientras comenzaba el interrogatorio, la defensa del general en retiro estaba afuera. Las normas de la Justicia Militar permiten al juez interrogar al inculpado sin la presencia del abogado, situación que no está permitida en la justicia civil. El futuro procesal de Fuente-Alba dependía de él. No sería asesorado en tiempo real.Comienza el interrogatorioRutherford, de acuerdo con la declaración de Fuente-Alba que aparece en el procesamiento, comenzó preguntando por su estilo de vida durante sus cuatro años a cargo de la institución castrense. En la lista estaban las cuentas de luz, sus cerca de seis mayordomos, la alimentación y el TV cable. El general en retiro, según declara, estos gastos eran con costo al Ejército.Las preguntas y contrapreguntas comenzaron a sucederse unas a otras."Ignora de dónde salían los fondos para la mantención de la casa en que vivían. No sabe a qué ítem se cargaban los gastos", relata la jueza el documento.Prosigue: "Ignora a que ítem de la Ley de Presupuesto podrían estar cargados esos gastos".Las minutos pasaban, pero no estaba dentro de los planes del general en retiro ni de su defensa que su testimonio duraría cerca de 10 horas. Tampoco una frase referente a montos que, de acuerdo a su testimonio, se entregaban a generales para sus viajes -que iban de 1.000 a 1.500 dólares dependiendo del grado- y que no estaban incluidos en el ítem de gastos.Se trataba de una hebra central de su declaración, luego de la cual fue procesado por malversación de caudales públicos por cerca de $3.500 millones."Consultado por el tribunal afirma que los dineros de los viajes a que hizo mención, salían de gastos reservados", dice más adelante el procesamiento.Fue la base de las preguntas durante los dos días siguientes.Fuente-Alba había abierto interrogantes respecto de fondos provenientes de estos gastos, que deben por ley ser ocupados para labores y costos relacionados con la Inteligencia: señaló que con ellos se pagaban desde los viajes de su esposa y comitivas, que incluían aportes en efectivo de $400 mil y $800 mil a los ex comandantes en jefe y que se trataba de una política que venía instaurada, según él, por sus predecesores. También, dijo, se siguió con una práctica que, de acuerdo a lo que indicó en su testimonio, venía...
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