Una temporada para celebrar
"Volvió la fiebre de las cerezas", sentencia Renato Huber, productor y exportador de esa fruta por más de una década y media.Luego de tres temporadas para el olvido, marcadas por la incertidumbre en la comercialización de las cerezas chilenas generada por el covid-19, 2022/23 trajo muy buenas noticias para los agricultores y los exportadores.La demanda de China, por lejos el mercado más importante para Chile, despertó en diciembre tras el fin de las medidas gubernamentales que restringían la circulación de las personas.El cambio de política llegó en el momento justo, pues las exportaciones de cerezas chilenas en 2022/23 llegaron a un récord histórico de 415.315 toneladas y 16,5% más que la campaña anterior."Se retomaron las construcciones de packing que habían quedado detenidas en los últimos años. Está entrando una buena cantidad de dinero al rubro. Se produjo más y en general los precios estuvieron buenos. También fue un buen negocio para los comercializadores chinos, ellos quedaron tan confiados que los acuerdos para la siguiente temporada se están negociando con aumentos en los mínimos garantizados. Por eso la gente quiere invertir en embalaje, pero las empresas que fabrican esas tecnologías están a su máxima capacidad y no pueden atender todos los pedidos desde Chile", sostiene Huber.Alejandro García-Huidobro, presidente de la exportadora Prize, añade que "tuvimos una temporada positiva, con un precio estable en la temporada, lo que permitió que el retail chino se atreviera a hacer promociones y que los consumidores repitieran las compras".El positivo análisis final contrasta con una partida llena de temores. El Año Nuevo chino se celebró el 22 de enero, una de las fechas más anticipadas del último tiempo. Los días previos a esa festividad marcan el período de mayor consumo de cerezas en la temporada, lo que abría dudas sobre la real posibilidad de que los precios se fueran a pique tras la esperada alta producción chilena.No solo había temor por la demanda. También existían dudas sobre si se iba a contar con los trabajadores suficientes y si las plantas de embalaje darían abasto para procesar el crecimiento de la producción. La oportuna llegada y zarpe de los barcos, junto con el restrictivo papel jugado en temporadas pasadas por las autoridades aduaneras y sanitarias chinas en el desembarque de cerezas también eran parte de las preocupaciones iniciales.Sin embargo, nada de eso pasó y la temporada 2022/23 se caracterizó por una logística muy eficiente, aunque cara (ver artículo en página 10 y por una facilidad para cosechar y procesar la fruta.A lo que se sumó una fuerte demanda china."Se produjo un boom de consumo. Las personas no pudieron visitar a sus familias por tres años y ahora sí lograron hacerlo. Hubo un efecto de revancha en los gastos, de disfrutar con la familia a todo...
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