Templar el resorte principal de la máquina - 11 de Octubre de 2013 - El Mercurio - Noticias - VLEX 468368670

Templar el resorte principal de la máquina

Que el pasado divide a muchos chilenos, especialmente intelectuales y políticos, ha sido patente en estas fechas. Solo las fiestas dieciocheras han intentado calmar las divisiones, pero por encima. Para todos es evidente que la afirmación bíblica de que una casa -una patria- dividida no subsiste es una verdad. Pero hay algo que impide esa unidad. No es solo un acontecimiento, ni las malas acciones o delitos graves contra la dignidad humana de unos contra otros del pasado. Hay algo metido en el corazón de la patria -de todos nosotros- que la hiere y la hace jadear, como cansada a solo 200 años de su caminar sola. Una patria joven con hijos viejos y problemas de tercera edad.

Las causas de este caminar medio malhumorado deben ser muchas. El fin del malestar no tiene que ver con la mayor abundancia de que gozamos; sí quizá con la mala distribución de los bienes que avanza demasiado lentamente. Creo, muy seguro, que tiene que ver con la incapacidad de comprensión y diálogo y con un descentramiento respecto de los valores fundamentales. Las dificultades que se dan en las relaciones humanas están a la vista. Las soberbias públicas también. Acidez en las palabras de nuestras mujeres y hombres públicos. Nos cuesta entendernos, comprendernos y compartir valores comunes. Peleas y reyertas ganan espacios en los medios, en las familias y en la política. Nos hemos convertido en un pueblo peleador, como esos quiltros rosqueros que vagan mordiendo a diestra y siniestra. Los noticieros son una radiografía. Las malas relaciones terminan por hacernos extraños bajo el mismo "cielo azulado". La casa común está arrendada por piezas y las puertas de adentro cerradas. Hay que reconocer averías en nuestra convivencia cívica. Pero a la virtud cívica no se llega milagrosamente, hay que cultivarla, y no lo estamos haciendo. Las divisiones de los mayores van pasando a los jóvenes. Mal camino. La Patria es una, pero acepta diferencias. Debemos comprender que en la diversidad hay una unidad.

Así como hay una conversión espiritual, la hay también en el orden cívico. Ella nos permite llegar a comprender la dignidad y el respeto al otro y a sus ideas. Diríamos en idioma cristiano que el amor al prójimo -la amistad cívica- e incluso a los que no nos aman es una ley fundamental de la vida civilizada. El Papa Francisco nos habla del "diálogo constructivo". Dice que "entre la indiferencia egoísta y la protesta violenta, siempre hay una opción posible: el diálogo. El diálogo...

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