UN TALLER DE ORIGAMI - 3 de Mayo de 2016 - El Mercurio - Noticias - VLEX 637504809

UN TALLER DE ORIGAMI

-Te hiciste pis -le dice una niña que está en la sala. La doctora la mira, pero no parece verla. La doctora ya no está.

Solo está el pasado.

Cinco años atrás le descubrieron una lesión sospechosa en el útero. Luego de algunos estudios se supo que era un cáncer y hubo que operar. Todo salió bien, pero quedaron secuelas. Era posible que la doctora no pudiera tener hijos o que, si lograba concebir, el embarazo terminara en un aborto espontáneo o un parto prematuro.

-A partir de ahora tenés cuello incompetente-dijo el médico en aquel entonces. Fue la primera vez que la doctora escuchó el lenguaje clínico con oídos de paciente. ¿Cuello incompetente? Hablaban de su útero como si fuera un cuerpo aparte, un oficinista incapaz de poner el sello en el papel correcto.

La doctora quiso evitar riesgos y se puso un dispositivo intrauterino. Pero tiempo después, a pesar de los recaudos, su útero dio señales de alta competencia y quedó embarazada igual. En la casa la noticia se recibió con cautela, pero sin miedo. Los médicos tienen una forma única de ver el cuerpo propio: es una herramienta, una máquina invencible puesta para resolver los mecanismos de otras máquinas rotas. Así que la doctora -pediatra- siguió yendo a trabajar al hospital. Lo hizo hasta ahora, la tarde del 26 de marzo, cuando se presenta en la sala de espera, abre la boca para hacer un llamado y siente el líquido bajar por sus piernas.

-Te hiciste pis -escucha.

En silencio, la doctora se mira los pies mojados.

Minutos después, sus compañeros la llevan en camilla hasta la terapia intensiva. La doctora aún lleva puesto el delantal. Hace

cálculos. A esta altura, la cabeza de su hijo mide lo mismo que una naranja mediana. Piensa en eso mientras recibe una inyección peridural y entra al quirófano. Todo lo demás es bruma. Se queda dormida.

Un rato después, en su habitación, abre los ojos y ve a su marido.

-Está luchando -dice él.

¿Luchando? «Debe estar luchando porque es chiquito. Porque nacer es luchar», piensa la doctora. El cuerpo le duele. ¿Dónde está el bebé? Quiere verlo. De a ratos viene el marido y repite:

-Está luchando.

La doctora es pediatra, estudió muchos años para eso; pero en este momento la palabra «lucha» empieza a formar parte de un lenguaje impropio, de una pieza inadecuada en el rompecabezas entalcado de un bebé. ¿Un bebé está luchando? ¿Cuáles son las armas de un bebé? Cierra los ojos. Un rato después, cuando vuelve a despertar, se entera de que su hijo respiró recién a los...

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