Sueño de una tarde de verano en Praga - 24 de Septiembre de 2023 - El Mercurio - Noticias - VLEX 945630189

Sueño de una tarde de verano en Praga

U na procesión interminable de personas se mueve a lo largo del Puente Carlos, el más antiguo de Praga, sin mayor consideración por los 37 grados Celsius de este día de verano boreal, y una casi total carencia de viento. Por un momento, pareciera que ese es el precio a pagar por parte de todos los que están aquí cumpliendo el sueño de conocer, al fin, esta ciudad antigua y, aun así, joven, que suma siglos atrayendo como el polen a las abejas a artistas e intelectuales de lugares muy lejanos.Mientras busco algo de refresco en la observación de las calmas aguas del río Moldava, allá abajo, me llega una pregunta fugaz: ¿Cómo sería si Franz Kafka, el célebre escritor nacido en Praga hace casi exactos 140 años, caminase estas calles en pleno 2023? ¿Qué le parecería esta diversa y ruidosa multitud que toma fotos de cada instante y rincón, mientras otros -quizá bajo los efectos de la pilsen local y vestidos de estudiantes- cantan a capela canciones de Britney Spears?Algo es claro. Praga conserva la esencia, pero a lo largo de los siglos mutó (tal como Gregorio Samsa, el personaje de La metamorfosis ), como se puede ver rápidamente cuando uno deja atrás el fotogénico puente, y se quita de la cabeza a ese hipotético Kafka en 2023, y vuelve a la realidad para recorrer ahora la Ciudad Vieja , el barrio pintoresco que se considera el primer asentamiento praguense, antes de que Carlos IV fundase la Ciudad Nueva en el siglo XIV.Por si fuera necesario recordarlo, es verano y por eso es especialmente notorio cómo a lo largo de las calles la mayoría de los bares y restaurantes tiene sus mesas al aire libre. Por ahí, un grupo de alemanes toma un guiso en unos cuencos hechos de pan (¿eso les baja la temperatura corporal?, porque el calor sigue siendo elevado).Lo que comen, puedo ver más tarde, es el goulash , con suculentos trozos de ternera, verduras y finas hierbas, una especialidad checa (también húngara). Su olor característico parece mezclarse con el de otro clásico que se encuentra en estas calles: el del trdelnik , un dulce que penetra en la nariz y aromatiza cada esquina. Se trata de un postre principalmente navideño, hecho a partir de tiras de masa fermentada que se enrollan en una barra de madera o hierro colado, y que luego se unta con una mezcla de azúcar y nueces molidas, y después se pone a asar dando vueltas a fuego lento. Una delicia que vale la detención. Quizá mientras observa el paso de los tranvías que siguen operando a la perfección, pero...

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