El sueño chileno de un inmigrante - 3 de Febrero de 2017 - El Mercurio - Noticias - VLEX 664075349

El sueño chileno de un inmigrante

Nicolás Rodríguez, 48 años, peruano, abogado, empresario reciente, responde:

-Que el mundo está en nuestras manos.

Nicolás Rodríguez nació en Perú, en la provincia de Cajamarca. Sus padres eran comerciantes. Por temporada, a veces vendían en ferias libres y otras en locales establecidos. La suya, cuenta, fue una vida de esfuerzo.

-Nuestra condición era modesta -dice Rodríguez al teléfono desde la oficina de Prohold, su empresa de radiofonía con base en Lima.

Su madre quería que sus cuatro hijos fueran profesionales. Por eso, se mudó junto a su familia a Chimbote, una ciudad portuaria donde ellos podrían entrar al colegio y optar a una carrera.

Nicolás fue el mejor alumno de su curso y cuando egresó, a fines de los 80, entró a estudiar farmacia y bioquímica en la Universidad de Trujillo. Cuenta que, debido a la crisis económica que en esa época había en Perú, muchas universidades estatales matriculaban estudiantes, pero tardaban meses en comenzar las clases.

-Me tocó esperar un año y medio. Un día me crucé con un amigo que estudiaba en la Universidad Católica en Lima, que era privada, y quise entrar a estudiar derecho ahí, como él.

Su familia no tenía el dinero para pagar el arancel, pero su madre viajó a Lima y consiguió una beca en la universidad.

Nicolás Rodríguez egresó como abogado en 1996 y encontró un trabajo en la especialización que había elegido: comercio internacional. Pero, a los pocos meses, ya se sentía frustrado porque, dice, le pagaban muy poco. Entonces decidió emigrar.

-El contexto en Perú era muy difícil, veníamos de la época de Sendero Luminoso y eso había traído una debacle económica. No fui el único, muchos de nuestra generación salieron del país.

Su primera alternativa fue Canadá, allá aprendería inglés y francés, pero no le dieron la visa. Luego pensó en Chile. No conocía a nadie que se hubiera venido, pero a mediados de los 90 este país aparecía mucho mejor que Perú.

Rodríguez cuenta que viajó a Chile de un día para otro, que no le preguntó a nadie cómo se hacía para llegar a Santiago y encontrar un trabajo. Que, de verdad, nunca pensó que le iba a costar tanto.

-¿Se vino de ilegal?

-Como yo nunca había salido del país, no sabía que uno tenía que tener un trabajo o algo así para quedarse. Realmente, pensé que era así nomás.

Solo después de salir del aeropuerto y tomar un bus hasta el centro de Santiago, Rodríguez le tomó el peso a estar lejos de su casa, no conocía a nadie y no tenía un techo donde dormir. Más tarde...

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