El sueño antártico del suboficial Velásquez - 14 de Diciembre de 2019 - El Mercurio - Noticias - VLEX 829664937

El sueño antártico del suboficial Velásquez

Mi marido se estaba preparando para dejar la Fach luego de 35 años. Tendría que haber regresado el miércoles 11 desde la Antártica. El viernes 13 iba a tomar unos días libres que tenía pendientes, hasta el 28. En enero comenzaban sus vacaciones y en marzo se acogía a retiro.Yo notaba que estaba un poco triste por dejar la institución, pero también quería descansar, aunque su plan era seguir trabajando. Quería comprarse una van y usarla para trasladar a personal de empresas. Ya tenía algunos ofrecimientos.Viajar a la Antártica era su último sueño. Era lo que más quería. Siempre me decía que esperaba que algún día lo mandaran, pero nunca, en todos estos años, había podido. Tuvo dos oportunidades antes que se frustraron por mal tiempo y esta era la tercera vez. Él me lo dijo: "Si no es ahora, no va a ser nunca".Yo era de Puerto Natales. Me vine a Punta Arenas a comienzos de los 80 para radicarme y trabajar. Recién me había separado. Ya tenía dos hijos y estaba embarazada de Paz.Con Santiago coincidíamos en reuniones familiares y de amigos. Él era hijo de un empleado de una carnicería y de una dueña de casa. Había hecho el servicio militar en la Fach y luego de terminar su instrucción estuvo trabajando en una empresa, hasta que un amigo le dio el dato de que había un cupo en la Fuerza Aérea para mayordomo. Él me dijo que no lo pensó dos veces y postuló. Lo aceptaron enseguida. Tenía 20 y tantos años, le tocaba hacer de todo.Tres años después, la institución le ofreció hacer un curso aeromilitar en Santiago. Era primera vez que viajaba en avión. Ni siquiera tenía plata para el pasaje. En ese tiempo trasladarse al norte era carísimo, pero juntó el dinero y se fue a la capital. El curso duraba tres meses y salías con el grado de cabo.Cuando lo conocí ya era cabo segundo, a punto de ascender a cabo primero. Me acuerdo de un episodio triste para mí, pero que me hizo fijarme en él. Yo estaba pasando por un mal momento económico y salí a comprar leche Purita para la Paz, que tenía unos tres años. Apenas me alcanzaba para llevarme una bolsa chica. Ese día, Santiago me vio en el supermercado y luego llegó a mi casa con un tarro de tres kilos de leche Nido.Después de eso me fue a ver más seguido, nos fuimos conociendo y se encariñó mucho con la Paz. Un día la niña le preguntó: "¿Tú quieres ser mi papi?", y él le respondió: "Si tu mamá me deja".Nosotros ni siquiera estábamos pololeando, pero después de un tiempo comenzamos a ser pareja y nos casamos. No...

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