Sospecha en el jardín infantil - 10 de Noviembre de 2012 - El Mercurio - Noticias - VLEX 406018030

Sospecha en el jardín infantil

Un aumento en 3 por ciento de licencias médicas por estrés y depresión de parvularias y técnicos relacionados con ese tipo de casos.Â

El 100 por ciento de las redes públicas que realizan pericias psicológicas a niños (Sename, CAVAS, LABOCAR, Servicio Médico Legal) saturadas, con horas para evaluar a los niños supuestamente vulnerados para seis o diez meses más.

Todo esto sólo en los últimos cinco meses.

Este año, muchas directoras de jardines infantiles y parvularias lo han pasado mal.

Tras el caso del abuso a menores en el jardín infantil Hijitus de la Aurora, en junio pasado, y el del Colegio Apoquindo, ha surgido un inédito escenario preescolar. Uno donde la sospecha, los enjuiciamientos y el miedo se han apoderado de todos: los padres, las educadoras y los dueños de los establecimientos, sea el Estado o particulares.

La situación es compleja. Lo sabe Claudia, dueña y directora de un jardín infantil en una comuna de clase alta de Santiago. No quiere revelar su nombre verdadero, porque no está segura de cómo tomarán sus apoderados que hable del tema que, a su juicio, se ha transformado en el gran temor del siglo 21.

"Tengo varios jardines, pero en esta sede yo sí lo he pasado mal. Aquí, en lo que va del año, cuatro papás me han citado por situaciones de supuestos abusos", dice. Ninguno de ellos ha presentado una denuncia en la justicia. Salvo uno, todos siguen llevando a sus hijos a ese jardín.

Una de las historias que más le impactaron fue esta: En las vacaciones de invierno, justo después de que se conocieran los abusos del jardín en Vitacura, un papá le pidió que echara a un niño de cuatro años porque le habría dicho a su hija, de la misma edad, que le "iba a meter el pene en la vagina". El día que la menor les contó a sus padres, cuenta la directora, los papás estaban furiosos. Ella estaba de vacaciones, ellos no sabían. La comenzaron a tratar de ubicar a las ocho de la noche. Como no la encontraron, llamaron por teléfono a la fonoaudióloga. Les dijo que esperaran hasta el otro día. Ellos le mandaron un mail a la directora a las once de la noche. A las 7.30 de la mañana del día siguiente llamaron por teléfono al jardín. No había nadie del equipo directivo. A las once de la mañana se reunieron con ese equipo y les contaron lo que había pasado. Les pidieron que echaran a ese niño del establecimiento. En ese momento, la directora subrogante tomó la decisión de separar a los niños del grupo.

Cuando Claudia volvió de sus vacaciones, los padres repitieron lo que les había contado su hija y le dijeron que no estaban contentos con cómo habían reaccionado en el jardín porque 1) No la habían podido ubicar 2) Al día siguiente no había nadie a las siete de la mañana en la dirección para escucharlos y 3) El niño aún seguía ahí.

"Ellos estaban descompuestos, con un nivel de agresividad del padre tremendo, querían un servicio 24/7. Pero además, está el tema de que la niñita dijo eso, pero el otro niño dice que no, entonces ¿a quién le crees? Los papás nunca quedaron contentos...

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