Una sorpresa en el lago Ranco - 15 de Febrero de 2015 - El Mercurio - Noticias - VLEX 557285174

Una sorpresa en el lago Ranco

Enero de 2008. El ingeniero forestal Andrés Martínez llevaba tres días sumergido en plena selva valdiviana, junto a cinco personas más que lo acompañaban en la aventura. Martínez estaba en una misión: debía adentrarse en uno de los sectores menos explorados del lago Ranco para reconocer los terrenos del nuevo fundo que había adquirido la familia Ruiz-Tagle en la zona.

Después de tres días de abrir camino con machetes, Martínez y su grupo llegaron a una explanada de piedras volcánicas. El campo de lava con rocas grises, rojizas y negras se extendía bajo las cumbres nevadas. "Piedras Quemadas" le llamaría más tarde a ese lugar.

Martínez se acercó a un estero para tomar agua y sintió olor a azufre. Como conocía la zona, pensó en la posibilidad de que hubiera termas hacia el interior. Entonces subió a un árbol para tener mayor perspectiva y de pronto lo vio a lo lejos: humo blanco. En la madrugada siguieron camino, hasta que por fin llegaron a destino: entre los árboles y al lado de un río, se levantaba hacia el cielo el vapor de unos géiseres.

Cinco años después, el sector de "Piedras Quemadas" y las termas sin nombre, en estos mismos terrenos por los que Andrés Martínez se había aventurado, son uno de los mayores hitos de uno de los lugares más sorprendentes del sur de Chile: Futangue.

LA naturaleza

Futangue es un parque privado que se ubica en la cuenca este del lago Ranco, a 42 kilómetros de Futrono, en un sector al norte del cordón del Caulle, donde está el volcán Puyehue.

Partió hace casi 18 años como un predio familiar, pero hoy cuenta con 13.500 hectáreas de naturaleza protegida, administradas por la Fundación Ranco, que incluyen siete lagunas cristalinas, 100 kilómetros de senderos en perfectas condiciones para el trekking, cuatro ríos (entre ellos el Futangue, que le da el nombre al parque), un campo de piedras volcánicas, cráteres escondidos entre la vegetación, más de 25 miradores y un ejemplar de selva valdiviana con un bosque adulto que se concentra especialmente en las partes altas.

Este es el segundo verano que el parque está abierto al público. La iniciativa empezó en 2014, con el fin de buscar una opción para mantener su infraestructura -senderos, pasarelas y miradores que ya habían sido construidos por sus dueños- y dar la oportunidad -a quienes les interese- de vivir una experiencia en lugares aún prístinos.

El mismo recorrido que en 2008 hizo el ingeniero forestal Andrés Martínez, hoy administrador del parque, se puede...

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