¡Solo querían que revelara nombres! - Lloyd Barenblatt contra Estados Unidos - El coraje de sus convicciones. Dieciséis norteamericanos que lucharon para llegar a la Corte Suprema - Libros y Revistas - VLEX 976574364

¡Solo querían que revelara nombres!

AutorPeter Irons
Cargo del AutorProfesor emérito de Ciencias Políticas en la Universidad de California
Páginas93-101
93
EL CORAJE DE SUS CONVICCIONES
II
«¡SOLO QUERÍAN QUE REVELARA NOMBRES!»
Nací en la ciudad de Nueva York en 1923, y en realidad fui un hijo del período
de la Depresión. Tuve sólo una hermana mayor que yo, que ahora es psicóloga y no
tiene nada que ver conmigo en lo que respecta a mi orientación política. Mis recuer-
dos de la Depresión evocan la vida en barrios de viviendas muy pobres del Bronx.
Fuimos desalojados varias veces porque no pagábamos el alquiler.
Mi padre trabajaba en la confección de prendas de vestir, y tenía ascendencia
rusa y judía. Cortaba las telas, y se trasladaba de negocio en negocio. Era miembro
activo del Partido Obrero Norteamericano, que era el partido de FiorelloLaGuardia
y que estaba integrado por algunas personas de orientación radical. Aunque la
mayor parte del tiempo carecía de empleo, estaba muy bien orientado intelectual-
mente y era un poco radical, pero había adoptado como principio no tratar nunca
de adoctrinarme en ese sentido. Era muy prudente y permitía que yo desarrollara
mis propias opiniones.
Asistí a las escuelas públicas de la ciudad de Nueva York; concurrí a muchas
porque teníamos que mudarnos con frecuencia. Asistí a la De Witt Clinto High Schooly
al City College. Aunque estaba al tanto de la política en la escuela secundaria, me
disgustaba el tema, si bien me inclinaba por los liberales. En realidad, me conside-
raban un patriota aunque tenía amigos que se orientaban hacia el comunismo. La
juventud comunista de la época me inspiraba rechazo. Era contrario al Partido
Comunista norteamericano; lo consideraba doctrinario y aburrido y lo juzgaba
fuera de la realidad norteamericana y sin contacto con el pueblo de mi país.
Cuando asistí al City College, en 1940, me integré al Cuerpo de Entrenamien-
to de los Oficiales de la Reserva. Creía en la guerra antes de que los rusos intervi-
nieran. Pero también rechazaba el anticomunismo de moda. Estudié zoología en la
escuela, y en mi último año tomé algunos cursos de psicología. Después de cursar el
tercer año me enrolé en la Marina Mercante pero me dieron de baja porque contraje
meningitis durante el entrenamiento y me clasificaron 4-F. Con esta categoría me
presenté para entrenarme como cadete de aviación en la Fuerza Aérea, y probable-
mente soy la única persona que aprobó su examen físico, supuestamente estricto,
siendo un 4-F.
Estuve en el Ejército desde marzo de 1944 hasta noviembre de 1945. Me envia-
ron a recorrer todo el Sur-Macón, Georgia; Fuerte Myers en Florida; Montgomery,
Alabama. De esta manera visité todo el Profundo Sur. El hecho de servir a mi país
en el Sur fue una buena experiencia para mí. Quería conocer a los norteamericanos;
fue muy instructivo. Siempre me enorgullecí de mi tendencia a ser cada vez más
cosmopolita. Mi madre repetía un refrán de su antiguo patrón: puedes conducir a

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