¿Solidaridad europea? - 17 de Agosto de 2015 - El Mercurio - Noticias - VLEX 580116794

¿Solidaridad europea?

Los relatos de los casi náufragos que alcanzan las islas griegas son estremecedores: traficantes que cobran miles de dólares por embarcarlos en botes con capacidad para la mitad de los que suben, menores incluidos, muchos sin salvavidas y dejando sus pertenencias para evitar el sobrepeso; consejos de pinchar la embarcación a la vista de la guardia costera griega para ser rescatados; con poca comida y escasa agua, sufren el rigor del calor y del sol.

La mayoría huye de las guerras de Siria (63% de los que llegaron a Grecia) y Afganistán (20%), mientras el resto procede de África (Somalia, Congo y Eritrea) y Pakistán. Prefieren enfrentar el peligro de la muerte en el mar que los de sus países de origen. Más de dos mil han muerto este año en la travesía, 188 mil fueron rescatados en el Mediterráneo. Más de un millón de personas esperan su turno en Turquía y el norte de África.

Grecia -al igual que Italia (con 98 mil personas llegadas este año), España o Serbia- no es la "tierra prometida". Muchos quieren llegar a Alemania, el país que más inmigrantes legales ha aceptado el último tiempo (más por falta de mano de obra que por razones humanitarias), a Gran Bretaña (miles esperan infiltrarse por el Eurotúnel, desde Calais) y los prósperos países del norte, como Suecia.

Europa se debate entre cumplir su compromiso de solidaridad con todos quienes sufren persecución y violencia en sus países natales (un precepto universalizado después de la Segunda Guerra Mundial) y compartir con ellos los beneficios de sus Estados benefactores, o cerrar las fronteras. Un dilema ético y económico que los miembros de la UE no han podido resolver con una política común de inmigración, y que por ahora cada miembro enfrenta a su modo.

Sus dirigentes no pueden ignorar las encuestas: la principal preocupación de los europeos, según el Eurobarómetro, es la inmigración, que antes estaba en cuarto lugar, después de los problemas económicos. Los movimientos en contra de los extranjeros han ganado terreno en la mayoría de los países, y en varios se discuten leyes para controlar a los ilegales, quienes sienten que "cualquier cosa es mejor que morir por una bomba o decapitado por el Estado Islámico", como dijo un refugiado sirio.

En Gran Bretaña, donde los indocumentados reciben salud y escolaridad (al igual que en Francia e Italia), el gobierno prepara una norma que sancionaría (incluso con cárcel) a quienes arrienden viviendas o den trabajo a ilegales. En España se eliminó la...

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