Sofía Salas 'Tenemos un tabú sobre la muerte, pero no somos inmortales'
Al otro lado de la pantalla del computador, Sofía Salas Ibarra, médico de la Universidad Católica, académica de la Facultad de Medicina de Clínica Alemana-Universidad del Desarrollo, integrante del Departamento de Ética del Colegio Médico y una de las voces más autorizadas en el país sobre bioética -el estudio de la conducta del ser humano para con los seres vivos- observa con atención. Necesita concentrarse para hablar de cosas dolorosas, un episodio de su adolescencia que terminó por definir la óptica con que ella mira el mundo. Su vocación por la ética en el ámbito de la biología y medicina, los dos campos del saber humano que hoy enfrentan el mayor desafío global en la historia contemporánea.-Te voy a contar una vivencia personal, es la primera vez que la cuento. Cuando tenía 13 años, mi mejor amiga tuvo una enfermedad muy grave, encefalitis o meningitis. Me explicaron que era difícil que viviera: tenía el cerebro hecho agua. Y yo tuve una intuición moral. Porque mi primera mirada fue "voy a rezar para que ella se salve, y aunque quede en silla de ruedas, la voy a cuidar". Pero junto con ese pensamiento -elaborado desde hoy, porque tenía 13 años-, me di cuenta de que estaba pensando en mí, porque no quería perder a mi amiga. Pero no estaba pensando en ella, en lo mejor para ella. Y aprendí una lección.Sofía Salas dice que su amiga murió a la semana de haberse enfermado.-Este marzo fue un nuevo aniversario de su muerte. A través de mis años, ese recuerdo -difícil de transmitir, pero que me emociona- me ha hecho pensar que ojalá mis estudiantes de Medicina, cuando se enfrenten a un caso difícil, tengan siempre presente lo mejor para su paciente. Porque yo sé que en medicina uno trabaja en zonas grises de incertidumbre.Si esa pérdida la marcó en términos existenciales, esta médico con experiencia en el campo de la investigación pura, ginecología y nefrología tuvo que darse una vuelta larga para entender que ese capítulo iba a terminar por conducirla a su verdadera vocación: la bioética, un campo de expertise que mezcla estudios en filosofía, conducta humana, ecología, medio ambiente, medicina y biología, y que exige erudición, sensibilidad y pasión. A cambio, se deja la medicina con pacientes presenciales. Salas dice: "Durante quince años hice ecografía obstétrica en la Universidad Católica, pero ahora no hago nada de actividad clínica. Todo está relacionado con bioética: lo que yo enseño, lo que yo publico y las actividades de extensión en que participo. Integro el Comité de Ética de la Sociedad Chilena de Nefrología".En la madurez de su carrera, esta exdirectora de la Escuela de Medicina de la UDP y exdirectora del Centro de Investigaciones Médicas de la Universidad Católica, es una profesional acostumbrada a destacar. Ya desde sus tiempos de estudiante brillaba en clases y al recibirse obtuvo los mayores premios de su generación. Pero ni tanto galardón ni las oportunidades que se le abrieron en sus treinta y nueve años de carrera la acercaron antes a la sensación que tiene hoy, puntualiza. La profunda realización profesional que este momento, en que Chile vive su pandemia más dramática en cien años de historia -irónicamente-, le ha otorgado. Para Sofía Salas...
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