Sofía Gubaidulina o la música como vehículo místico - 19 de Diciembre de 2021 - El Mercurio - Noticias - VLEX 879186782

Sofía Gubaidulina o la música como vehículo místico

En estos tiempos tan presuntamente concretos y donde se yergue la materialidad como algo esencial, y en los que la conciencia social rara vez indaga en el misterio de la existencia y, mucho menos, en cómo nutrir el espíritu, la figura de Sofía Gubaidulina emerge como una sorpresa y una luz.Es la compositora más reconocida de estos días y acaba de cumplir 90 años. Nueve décadas en las que ha creado un lenguaje propio, tan fascinante como discutido, y durante las cuales se ha dedicado por completo a los que considera los pilares de su existencia: rezar y componer.Sofiya Asgatovna Gubaidulina nació en Chistopol, actual Tartaristán, 24 de octubre de 1931. Es rusa de origen tártaro, y ella misma ha dicho que desde muy niña recorría los campos de su tierra natal rezando para poder convertirse en compositora. Esta unión de mística y música es lo que mejor define su carácter personal y también el sello de su obra creativa. Sus palabras son bien claras, aunque quizás muchos no puedan comprenderlas: "Soy una persona religiosa. Por 'religión' entiendo 're-ligio', y el 're-ligado' de un vínculo... restaurando el 'legato' de la vida. No hay ocupación más importante que la recomposición de la integridad espiritual a través de la composición musical".Seguir por"el camino erróneo"Cuando en 2016 recibió el Premio Fronteras del Conocimiento, se destacó la mezcla de sangres y culturas que lleva en su interior: "Su padre era un topógrafo tártaro y ateo; su abuelo paterno, un clérigo musulmán de túnica y turbante; su madre, una maestra rusa de origen polaco y judío. A Sofía le fascina este cruce de tradiciones".Una personalidad así, nacida en la entonces Unión Soviética, no podía sino ser vista como un objeto raro e incluso peligroso. Pero ella no se amilanó ni quiso tomar una posición ambivalente para sobrevivir. Estudió composición y piano en el Conservatorio de Kazán, donde se graduó en 1954, y luego continuó en Moscú con los compositores Nikolái Peikó (hasta 1959) y Visarión Shebalín (hasta 1963). Peiko la condujo a Mahler, Schönberg y Stravinsky, y Shebalin, al folclor tártaro y la música electrónica. En esos años, trabajó también con Philipp Herschkowitz, quien había sido alumno de Anton Webern. Y en medio de todo, se suscitó en ella una pasión irrefrenable por Bach, donde veía plasmada la convergencia de misticismo y matemáticas.Ya durante sus estudios, su trabajo fue clasificado de "irresponsable", aparentemente por sus exploraciones con lo que se ha...

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